❝ 𝑇𝒉𝑒 𝑂𝑛𝑒 𝑇𝒉𝑎𝑡 𝐺𝑜𝑡 𝐴𝑤𝑎𝑦 ⟮ᴍɪssᴘʀᴇᴇɴ❳ ❞ [MEMORIAL]

007. A sunny day

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(Canción: We'll meet again de maruwhat)

Extremo es un lugar solitario, un lugar al que muchos temían por la peligrosidad de sus noches y lo ardiente de sus lluvias.

Era tierra de nadie.

Un punto que estaba al paso entre muchas aldeas y reinos, donde ni los dioses más poderosos poseían autoridad o comunicación alguna. Podían llamar loco a todo aquel que llegara a sí quiera pensar el pasar una noche ahí. Los rumores acerca de las horrendas bestias que ahí habitaban recorrían los pueblos y de alguna manera llegaron a los oídos de Missa.

"Tienes que ir" Anuncia el sacerdote del pueblo con esa voz y mirada imponente que pone de rodillas a cualquiera.

"¿Qué?" Era un día soleado, se levantó como todas las mañanas para apoyar al viejo señor amable que le brindaba comida a cambio de cuidar sus cultivos, su sonrisa irradiaba como siempre hasta que fue llamado a estar en presencia del sacerdote. Dos chamanes-sandores habian amenazado a su poblado.

"Missasinfonia, por el bien de nuestro pueblo, te rogamos vayas a esa tierras y aceptes el gran reto de los chamanes" Levanta una sonrisa vacilante ¿acaso le están pidiendo que salve al pueblo? Al pueblo que siempre lo ha repudiado, el que nunca aceptó su diferencia, el mismo pueblo que asesinó a su madre.

Además, ¿Qué podía hacer un debilucho como él en tierras tan peligrosas?

Pero Missa es muy buena persona y no evita pensar en los niños sin culpa que habitan ahí, en las familias que podrían destruirse, al igual que una vez sucedió con la suya. Ignora que quizá solo es una excusa para finalmente deshacerse de él, pero poco y nada le importa, después de todo nunca ha tenido motivo por el que luchar y quedarse ahí.

"Acepto el reto" dice a los chamanes y estos abren un portal frente a él, lo atraviesa sin detenerse a echar un último vistazo, porque ya lo ha visto todo en ese pueblucho que conoce como la palma de su mano.

Cuando despertó, escuchó el terror, la frustración, el miedo de las personas a su alrededor; personas que se veían como él, que no usaban el mismo traje o túnica, que podían distinguirse unos a otros, había de todo tipo y él jamás creyó poder presenciar con sus propios ojos la existencia de los híbridos. Había demonios, magos, duendes, hadas e incluso cyborgs, era un completo caos y al principio fue impactante, luego devastador al escuchar las reglas.

"Bienvenidos, jugadores. Se preguntaran que están haciendo aquí. Primero conozcan su nuevo hogar, este es extremo ¿por qué se llama así? En el dispositivo en sus muñecas pueden observar unos corazones, esas son las vidas que poseen individualmente"

Tenían tres, tres corazones, tres vidas.

"No pueden perderlas o bueno...es la idea, una vez que su contador de vidas llegue a cero estarán eliminados y su muerte será definitiva. No hay reglas, ni trucos, solo jueguen hasta que el último de ustedes esté en pie, a este último se le concederá un deseo, sin límites" La recompensa sonó tentadora para tantos de ellos, Missa escuchó el bullicio en tanto a la victoria.