____ Uzumaki.
Había pasado las dos semanas con Tsunade más fastidiada que nada, tenía que soportarla borracha y vaciando apuestas.
Aunque a mi no me fue tan mal, después de todo, antes de irme de la aldea, el padre de Suki y Lord Hisashi me habían compensado por lo que había pasado.
El señor feudal me ofreció unos cuantos rubíes y Lord Hiashi un collar de mariposa.
El resto fue mera mierda.
Sin censura.
Por fue eso, mierda.
Cuando regresé, lleve primero a Naruto al apartamento, le dije que podía ir a comer ramen a Ichiraku.
Había traído unos ungüentos que hice mientras estaba en la aldea de la roca, los había hecho para Hinata y Neji, así que ya sabrán que estaba haciendo.
Estaba fuera de la mansión frente a los guardias.
—¿quien busca a Lady Hinata? —pregunto el Guardia.
—____ Uzumaki... —se miraron entre sí algo sorprendidos.
Me dejaron pasar, a comparación de la vez anterior, no había nadie en la arena, de un extremo de la mansión, salió el líder con una expresión neutral.
Se acercó tranquilo mientras ambos permanecía nos en silencio.
—me alegro que hayas regresado sana... —sonreí.
—pues mire, estoy intacta —me correspondió la sonrisa con una un poco más ligera.
—supongo vienés a visitar a Neji —negué.
—¿se encuentra su hija? —asintio y miro la bolsa donde tenía los ungüentos.
—si, esta en su habitación —hizo una pausa—. Si no te molesta que pregunte, ¿que es lo que hay en la bolsa?
—le traje un par de ungüentos a Hinata y Neji... —respondí con la misma sonrisa.
—oh... Que considerado de tu parte —negué.
—los hice mientras estaba fuera, no tenía nada interesante que hacer y estando con Tsunade, era lo que funcionaba, y como no creo ocupar esto, se los traje a ellos, supongo lo usarán más... —se encogió de hombros.
—bueno, antes de que te vallas quiero hablar contigo... De algo que nos conviene a ambos —cambie mi semblante y asentí.
—claro; no hay problema...
El fue a el barrio Hyūga, dejándome sola.
Genial, se me había pasado preguntarle donde estaba la habitación de Hinata.
Ahora tenía que ir donde Neji para que me dijera donde, que humillación.
Fui hasta la habitación del oji-perla, toque la puerta y no hubo respuesta, toque un par de veces más y tampoco la hubo.
Di una vuelta por la mansión y di con una arena interna, ahí estaba el Hyūga entrenando.
Me apoye sobre el marco de la puerta corrediza y lo mire por unos minutos hasta que se dio cuenta de mi presencia, ya que no tenía el Byakugan activado.
