▣problemas▣

315 19 2
                                        

____ Namikaze.

Hablamos de trivialidades, durante un buen rato, éramos muy buenos amigos y... Ahora si que era hora.

Le daría un obsequio, algo que sólo cuatro personas además de mi tenían.

Y... era hora de dárselo a Neji.

—Namikaze —murmure.

—no me digas así... Me da escalofríos —respondió.

Negué un par de veces mientras sacaba una caja de madera que había mandado a hacer para la ocasión.

—¿eso que es? —me encogí de hombros.

Esto lo voy a disfrutar mucho... Bastante diría yo.

—ah... ¿Un regalo? ¿No? —suspiro.

Se levantó de la cama y se agachó para sacar de bajo un par de cajas, una de tamaño mediano y la otra mucho más pequeña.

—ah mira, hasta parece que nos pusimos de acuerdo —vacile.

—algo por el estilo —me las dio y yo le di la caja.

—al mismo tiempo, ¿te parece? —asintió— uno...

—dos... —nos nos preparamos para abrir nuestros respectivos regalos.

—tres —sonó al unísono y al abrir la caja mediana...

Me quedé más que confundida.

Era un máscara de zorro blanca con detalles rojos.

Y el tardo unos segundos antes de reaccionar.

Después vi que su ceño se fruncido por completo. ¿Estaba muerta? Claro que si.

—¡¿que demonios es esto?! —parecía confundido— ni lo pienses... Olvídalo, no lo haré.

—mira, Hyūga, si no lo haces... Estas más que muerto —negó y cerró la caja.

—no me importa, no pienso arruinar mi bello físico con eso —me encogí de hombros.

—entonces, vamos afuera, para que todo el clan vea como te mató, por que me costó un ojo de la cara...

—olvidalo. No lo haré...

Y minutos después...

Ahí estaba el, mirandose al espejo, con una ceja levantada.

—¿ves? Ni siquiera dolió —me burle.

—cuando me perforaste dolió un poco, no creas que tus manos son santas —me hice la ofendida.

—¿ah no? ¿Entonces como hice para cicatrizar la perforación? —achino sus ojos.

—eres una ninja médico, tampoco es para tanto.

Indignada que estaba.

—mira, Hyūga... Para la otra, dejó que te mueras, a ver si sigues diciendo que no soy la gran cosa —me miro incrédulo.

—haz lo que quieras... —miro la cama donde estaba un arete rojo en la caja.

Si. Le sale tres, dos de aquamarine y otro de Rubí. Uno de los rubíes que me había regalado el señor feudal hace unos años.

—¿quieres que te ponga ese? —lo dudo.

—estos no se ven mal, quizá ese tampoco se vea mal, además, estará en mi, obvio que se vera bien —me reí de el.

Tenía un gran ego...

—¿entonces? —asintió.

Genial. Más diversión.

"Destino" { Neji Y Tu } Donde viven las historias. Descúbrelo ahora