⊹Angelic angel⊹

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-¿Irás al festival?.- Preguntó Juan, mientras comía su pollo.

-Mmh... No lo creo, no tengo a nadie a quien llevar.- Le di un mordisco a mi camarón.

-¿Y eso que?, Siempre vas al festival conmigo.-

-Y Ari.- Le rodé los ojos.

-Pues... Somos los padres y tu el hijo ¿Qué te parece?.-

Bufé, negando con la cabeza.

Siempre que vamos juntos al festival en algún momento los pierdo y me quedo solo.

Quiero un novio o una novia, por favor Dios mío.

El festival de primavera en el pueblo es el más romántico del año y aquí estoy más solo que un perro.

-Vamos... No quiero que te quedes en tu casa, será peor.- Juan tiene razón.

Si me quedo en casa seguramente lloraré más que si me quedo solo en el festival.

-Bueno, como digas.- Hice puchero, comiendo mi almuerzo.

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-¡Beto!.- Ari corrió para abrazarme.

Se veía preciosa, tenía una hermosa yukata rosa llena de flores rojas, mientras que Juan usaba una de color azul oscuro, sencilla.
Probablemente era de su padre.

Yo llevaba una yukata de color negro con unas bellas flores y peces en blanco y rojo.

-¿Estás bien?... Juan me dijo que no estaban tan convencido de venir.- Me miró enternecida, acomodando mi cabello.

-Bah, no te preocupes, me la pasaré comiendo así pueden divertirse ustedes dos solos.- Les sonreí a ambos.

Juan no se veía convencido de mis palabras, pero su novia le tomó la mano diciéndole todo sin decirle nada.

-Bien Beto, ¿Vamos a comer takoyaki?.-

Asentí, poniéndome al lado izquierdo de mi amigo, mientras que su novia estaba en su lado derecho.

A decir verdad estoy algo deprimido por esto, pero debo dejar la tristeza a un lado, quien sabe, tal vez encuentre a alguien con quien divertirme. Además de Juan y Ari, claro.

-¡Oh! Mira, están vendiendo manzanas con caramelo.- Ari jaló la manga de su novio, llamando la atención del mismo.

-Le compraré una y luego volvemos ¿Si?.- Juan me dio una sonrisa.

-Si...- Suspiré viendo como iban a aquel puesto de manzanas caramelizadas.

Y así, de nuevo estoy solo.

Caminé por la calle del festival, viendo los puestos de comida, bebida y juegos.

Sinceramente no me apetece nada, quiero ir a mi casa y jugar The Last of Us, quizá matar a unos cuantos chasqueadores me haga sentir mejor.

-¿Me da una orden por favor?.- Me dirigí a un vendedor de takoyaki.

El señor asintió, haciendome mi comida al instante, pronto, me dio la pequeña caja con ocho takoyakis dentro y un pica dientes para poder comerlo.

-Gracias, aquí tiene.- Le di el dinero justo, antes de irme por el camino que antes llevaba.

Finalmente llegué a la parte más sola del festival, y como es de noche se veía aún más solitario.

20 songs 20 shots ; RobarcaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora