⊹I know a place⊹

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-¡Diego!.- Le sonreí, tomando su brazo.

-Ah... ¿Cómo estás?.- Su cálida mirada me llenó de paz.

-Bien, bien.- Palpé su brazo, caminando a su lado.

-¿Hiciste lo de sociales?.- Preguntó.

Asentí, subiéndome a una pequeña barda, para seguir caminando a su lado.

-¿Quieres que te lo pase?.-

Diego negó.

-No quiero que pienses que... Me aprovecho de ti.-

-¡No lo haces!, En serio, cópialo no te preocupes.- Sonreí, dándole un golpecito en el hombro.

Me miró de reojo, asomando una sonrisa pequeña.

-Bueno... Está bien, en el receso lo copio.-

Acaricié su cabello, dejando mi mano en su cuello, mientras seguíamos caminando.

-¡Uuh! ¡¿Ya te conseguiste novio?!.- Un grupo de chicos llegó, empujando a Diego.

-Déjenlo.- Dije, bajándome de la pequeña barda.

-¿Qué vas a hacernos enano?, Estoy hablando con el cerebrito este.- Le dio un golpe en el pecho.

-Cálmate Mateo, este enano te puede romper la nariz si quiere.-

Todo su grupito de pendejos hizo como una maldita ambulancia.

-Atrévete entonces.- Sonrió.

Tomó a Diego de la playera, para empujarlo al suelo.

-Valiste verga pendejo.- Me acerqué a él, de la forma más amenazante que pude.

Diego jaló mi pantalón.

-No, Roberto, solo vámonos.- Se trató de levantar, pero un amigo de Mateo lo pateó en el pecho.

Abrí los ojos, apretando la mandíbula.

Me acerqué a ese tipo, para darle una cachetada.

-Hijo de puta.- Soltó, sonriendo cínico.

Tomó mi playera, para jalarme a él.

-Cuidadito con meterte con nosotros, vas a valer verga enano.- Me empujó.

-Una última oportunidad.- Dijo Mateo.

Me acerqué a él, para soltarle un puñetazo directamente en la cara.

-¡Hijo de la verga!.- Soltó otro de sus amigos. Se acercó directamente a darme un golpe, pero logré esquivarlo.

-¡Agárrenlo!.- Gritó Mateo, correteando hacía mi.

Solté una risa, para darle un golpe en la cara, haciendo que se desestabilice.

Diego me jaló de la playera, tratando de sacarme de ahí.

-¡Di que te salvaste esta vez!.-

Corrimos lo más rápido posible, perdiéndolos de vista rápidamente.

-¡¿Estás bien?!.- Jadeé, preguntándole a Diego.

Asintió, jadeando.

Tomé sus manos y si, estaban raspadas.

-Mierda, vamos a la escuela y lavemos esa herida ¿Si?.- Le sonreí, aún con mi respiración agitada.

Asintió, nuevamente, con su pecho subiendo y bajando rápidamente.
Casi no hace ejercicio, tal vez esté muy cansado.

20 songs 20 shots ; RobarcaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora