C5. ¡Estamos Todos Muertos! ¡Repito! ¡Estamos Todos Muertos!

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—¿Puedo hablar contigo? —El resto siguió en su merienda de las seis de la tarde, la inmensa tormenta que había hoy ameritaba el quedarse a dormir entre el calefactor y las cobijas.

—¿Qué les pasa a estos dos? —Miraba fascinado lo bien que aún se mantenía la madre de su amigo. El violento rebote de sus pechos y el lunar debajo de su labio.

—Celoso de que ya no le da de comer.

—Vaya. Kyle, pásame la mermelada.

—Ten, de nada. —Dijo enojado, pero sin parar de comer la tarta de durazno.

—Amor, ejem... ¡Señora Cartman! ¿Sería tan amable de servirme más café? —Ambos vieron entre pequeñas risas, el progresivo y furioso semblante que se formaba en el rostro del castaño. Sus mejillas regordetas y suaves, rojas por la falta de respeto de Stan. Limpio su rostro, dejo la cuchara encima de la servilleta, no sin antes golpear la tacita, peino con sus dedos el flequillo que le caía y tomó intuitiva y violentamente la mano del pelinegro.

—Escúchame bien una cosa. —Limpio sus labios con su lengua, saboreando las migajas que quedaban esparcidas por su boca. —Hippie estúpido...Si alguien te invita a algún lado, lo mínimo que se espera es un poco de respeto, no más, no menos. Así que vamos hacer esto, me das ese paquete de galletas y no te rajo el culo de una patada.

—¿A si? ¡Señorita Cartman! Eric me está molestando. —Tiraron de sus coloradas mejillas y fue obligado a pedir disculpas.

—Perdón ma.

—A mí no, A ellos Eric. —Mirada firme y la servilleta golpeando el mostrador.

—Perdón...Marihuanero estúpido.

—¡Eric!

—Perdón, Stan...

—Yo creo que mejor me voy yendo, Señorita Cartman, carga lo mío a cuenta de Eric, a fin y a cabo el me invito.

—¡Oh! Es tan lindo ver que mi bebe es tan bueno con sus amiguitos. —Vio sonreír al pecoso y marcharse junto al apresurado Stan, quemándose toda la garganta para beber rápido el café.

—¡Ey! ¡judío tacaño!

Con fuerzas abrieron la puerta, arrastrando kilos de nieve. Se pusieron sus bufandas, los guantes y el gorro, frente al farol iluminando la anaranjada calle, se oían gritos, reconocidos al instante.

—¡Eso es lo que me molesta! ¡Esa actitud!

—¡¿Mi actitud?! ¿Y qué hay de la tuya?

—¿Tanto te molesta que quiera mejorar?

—Me molesta que quieras ser otra persona. —Se acercaron e interrumpieron con las mismas preguntas de siempre. —Lo que pasa es que, quiere impresionar a las mujeres, parece que está enamorado.

—Dios, no lo puedo creer, ¿Así que de eso trata? Estas celoso de no que dependa de ti.

—¡De eso y mucho más! ¡Estas obsesionado con esa mierda! ¡¿Qué putas ganas con demostrarle a los demás de qué eres capaz?!

—Porque yo al menos tengo algo que demostrar, ¿Qué harás tu? Pelear y drogarte.

—Wow, chicos me parece que esto ya se está yendo lejos, ¿Qué es lo que quieren?

—Quiero que deje de obsesionarse con el equipo de vóley.

—¡Y yo que me deje en paz! —Se arrepintió cuando lo vio volver poner esa cara, tan maldita capaz de hacerlo ver como la peor persona del mundo, arrancándole toda minúscula esperanza de arreglar las cosas, hoy iba a ser culpable de que cometiese alguna locura. —Mira, lo siento, no quise...

[CANCELADA]- Plan, Acto Y ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora