veinticuatro.

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JeongIn vivía en un apartamento muy pequeño, técnicamente igual que el que Felix abandonó cuando se fue a trabajar a casa de Chan.

Aun así el omega rubio de verdad se esforzó en hacerlo un hogar.

Lo mantenía limpio, bonito y muy hogareño.

Usualmente horneaba galletas y pasteles que le ofrecía a sus vecinos.

Era extraño, sus vecinos eran curiosos, considerando que unos eran unos delincuentes, otros una pareja de ancianos que no eran muy amables y uno que otro alfa que vivía ahí porque quedaba cerca de su universidad.

Aun así todos adoraban a JeongIn.

Aún recuerda cómo el señor Lee del quinto piso, un hombre con un bigote largo, tatuajes por todo su brazo izquierdo y una frase de prisión en el brazo amablemente arregló el baño de JeongIn cuando este se descompuso.

Todo porque el hombre afirmó que ese delicioso pay de manzana le alegró el día.

Ahora mismo JeongIn se encontraba amasando una masa para pay de melocotones que planeaba darle a esa no tan adorable pareja de ancianos enfrente de su apartamento, la primera vez que vieron a Felix el alfa le apuntó una escopeta de cacería hasta que JeongIn les dijo que era amigo suyo.

Ellos adoraban a JeongIn e iban a hacer lo posible por protegerlo, especialmente después de que ese idiota de Mark lo hubiese abandonado con una marca recién hecha.

—¿Planeas regresar a casa de Chan? —preguntó JeongIn.

—Si. —dijo Felix seguro. —Solo necesito tiempo para no explotar en cuanto lo vea, hoy me sentí tan culpable porque le grite, —lloriqueo Felix. —¡Le grité a mi dulce alfa!

—Pero tenías un punto, Felix. —dijo el dulce omega. —Estuvo mal que gritaras, si. Pero igual él tiene que entender que necesita confiar en ti.

—No entiendo porque duda tanto de mi... Te lo juro que nunca le di alguna razón para que desconfiara de mi.

—Esto no es solamente por ti, Felix. Él tiene que tener más confianza en sí mismo, claro que los alfas son territoriales, pero tienes el derecho de tener amigos.

Felix suspiro.

Extrañaba a su alfa.

Esa noche no fue sencilla con él durmiendo al lado de JeongIn no era lo mismo, necesitaba el delicioso olor a café de su alfa, necesitaba su calor, sus manos grandes y su cabello suave.

●●●

En la casa, el alfa se veía triste.

Los cachorros también.

RaeBin no había salido de su habitación en todo el día y cuando decidió salir fue en camino a casa de ChaeMin, necesitaba a ese dulce omega de ojos cafés para sentirse más tranquilo.

YongHee no quería salir de su cuarto, ni siquiera hacía ruido, solamente estaba ahí.

Extrañaba a su mamá, por lo cual estaba triste.

A Chan no le gustaba eso. YongHee era una especie de bolita de energía, la idea de que estuviera tan quieto y apagado lo preocupaba.

Y DaeHyun lloró al no encontrar al omega en ningún lugar de la casa.

Chan había olvidado por un momento como era su vida antes de Felix.

Y no le gustaba.

Claro que ama a sus cachorros y si ellos llegasen a faltar algún día el alfa no soportaría esa perdida, pero Felix era... Felix.

yellow flowers and coffee cups › chanlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora