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— ¿Por qué dices eso? Es más, ¿por qué me utilizas a mí?

— Ay no lo sé, fuiste la primera persona que se me vino a la cabeza. — murmuró. — Simula estar conmigo.

— No haré eso. — y es que era obvio que no le daría el gusto.

Becky soltó un suspiro frustrado. Las intenciones de Jaidee no eran las mismas que las suyas, tal chica que enamoraba a todos en el salón con su coqueteo, personalidad y belleza, no favorecía a Becky en ese instante.

— ¿Por qué odias tanto a Freen?

— No la odio... — musitó. — Únicamente no me gusta que sea tan cursi.

"Mentira, amo que sea así".

Aunque no obedecía a su subconsciente.

— Hoy en día encontrar chicos que sean así de adorables, considerados y cursis, es difícil. Casi todos piensan en sexo. — se encogió de hombros. — Definitivamente no me haré pasar por tu novia.

— Al menos hazte pasar por mi cita.

Jaidee soltó una risa, llamando la atención confusa de Becky.

— Todos sabemos que yo no soy ni por cerca tu tipo ideal, Becky. — ésta tragó en seco. Mierda, tenía razón. — Y de ser así, tampoco me metería contigo. No eres mi tipo ideal, a pesar de que te me haces una chica muy linda.

— ¿A qué te refieres con que yo no soy tu tipo?

— Que no sabría sentirme cómoda a tu lado ni siquiera por una mentira. Además no es correcto. — palmeó sutilmente su hombro.

— No me refiero a eso, si no que ¿de verdad no soy tu tipo?

Jaidee negó a la demostrativa indignación de Becky, quien pensó por un segundo que al criterio de Jaidee si podía ser su tipo ideal.

Hasta ese momento sólo era el tipo ideal de Freen Sarocha. Demonios.

Lo quería, pero a la vez no. Ser el tipo ideal de Freen extrañamente le emocionaba, pero no debía ser así y por ello lo negaba.

No se sentía merecedora de una persona tan hermosa y buena como Freen.

— ¡Beck!

Una voz, no demasiado aguda, se escuchó aproximándose hacia ambas. Becky la reconoció enseguida y no necesitó voltear a mirar para confirmar quién era.

Jaidee, apoyada en la pared de brazos cruzados, miró a lo lejos quién se aproximaba. El alegre semblante de Freen con tono rosa en sus mejillas, su respiración un tanto acelerada y un travieso mechón de cabello cayeron sobre su frente, hicieron a Jaidee sonreír y a Becky ignorar a la mayor.

— ¿Uh? Hola. — saludó hacia Jaidee.

— ¿Pasó algo? Estoy ocupada. — Freen se sintió un poco mal con ese tono de voz de Becky.

Miró la situación, percatándose que su queridísima Becky estaba de lo más tranquila al lado de Jaidee. Por un instante sintió que sobrabra.

— Uh... yo no sabía eso. — rascó su nuca un poco desanimada. — Perdón por interrumpir.

— ¿Es importante lo que me quieres decir? — insistió de mala gana.

Freen negó un poco asustada, intimidada por la mirada fuerte de Becky sobre ella, culpándola de todo lo que estuviese a su alcance.

— Entonces...

— Sí, te dejaré tranquila con Jaidee. — musitó, con un sonrojo que no hacía el rostro de Freen algo tierno.

"¿Qué mierda haces?" Se preguntó Becky a sí misma.

La de cabello naranja no dijo nada más antes de darse media vuelta, caminando cabizbaja por el pasillo hasta dar con el cruce del mismo y acabar sus pasos en la cafetería, o seguramente en la biblioteca.

Una mueca de arrepentimiento y preocupación adornó el rostro de Becky, descaradamente.

— Freen es linda contigo. — comentó Jaidee. — Pero si sigues así la vas a perder.

"Y va a ser muy tarde para que te arrepientas". Completó su subconsciente.

𝗖𝘂𝗿𝘀𝗶 - 𝗙𝗿𝗲𝗲𝗻𝗯𝗲𝗰𝗸𝘆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora