La bienvenida

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En ese momento creí que estaba alucinado, nunca había visto una chica tan guapa como ella, con ese cabello negro que le llegaba hasta los hombros, esos ojos cafés amarillentos, casi dorados, con una piel de tés blanca como un cuarzo, que brillaba como pequeños diamantes gracias a las gotas de lluvia que reflejaban la luz de la luna, llevaba puesto un abrigo largo de color negro azabache que le llegaba un poco más abajo de las rodillas, unos pantalones negros y un suéter a juego, Me estrechó la mano con un gesto de amabilidad y yo respondí de igual manera, me sorprendí al notar que su mano estaba helada, casi congelada.
-wow estás hecha un témpano, por favor entra, no quiero dejarte fuera- me hice a un lado para dejarla entrar y ella muy cortésmente hizo un pequeña reverencia para agradecer mi hospitalidad y entró en la gran casa, cerré la puerta detrás de nosotras y me acerqué a la escalera para llamar a mi hermana.
-Fernanda, puedes bajar un momento, hay alguien que quiere conocernos- en ese instante me di cuenta de que no me había presentado
-Ay lo siento, no te dije mi nombre, soy Monserrat Góngora, la nueva dueña de esta casa- en ese momento Fernanda se dejó ver bajando las escaleras.
-Fernanda, ella es Bernardita, nuestra nueva vecina, Bernardita, ella es Fernanda, mi hermana menor-
-Un gusto Bernardita- dijo Fernanda acercándose a ella para darle la mano.
-el gusto es mío- al momento de darse la mano pude notar en el rostro de mi hermana que algo le había sorprendido.
-ay, estás congelada, quieres un café para entrar en calor, aquí dentro no está muy cálido ya que aún no tenemos leña para hacer fuego-
-sería un placer- contestó la invitada.

Estábamos las tres sentadas en el comedor bebiendo unas tazas de café recién preparadas, Bernardita nos contó sobre su vida y su pequeña familia, Joaquín Sepulveda era su amado esposo, llevaban casados poco tiempo pero se conocían hace muchos años, desde la primera juventud, también nos contó que Joaquín era, sorpresivamente, el alcalde del pueblo en donde vivíamos.
Me sorprendí al saber esta información.
-Así que tenemos a la "Primera dama" en nuestra casa y no lo sabíamos- dije en tono de broma, Bernardita sonrió y asintió.
-Algo por el estilo- dijo con un leve risa.
-¿Sabes algo de los antiguos propietarios de esta casa?- pregunté con curiosidad
-Sí, la antigua dueña de la casa es una vieja amiga, Paula es su nombre-
-¿Que pasó con ella?-
-Se mudó por temas familiares-
En ese momento la curiosidad entró en mi mente, ¿por qué alguien se iría de esta gran casa? Después de charlar unas horas me sentí en confianza para decirle que podía contar conmigo en cualquier momento y que haría lo posible para ayudarla a ella y a su esposo, Bernardita tenía algo que me atrapaba, quizás era su mirada misteriosa con una pizca coqueta, ahora que recuerdo podría jurar que me coqueteó en más de una ocasión pero perfectamente pudo ser mi imaginación, me encantaría haberle coqueteado en esa ocasión, pero al saber que estaba casada oculté mis sentimientos de atracción a su bella presencia. Después de terminar nuestra amistosa plática me hizo saber que era tarde y tenía que volver a su casa, la acompañe hasta la salida y me sentí en la confianza de despedirme con un beso en el rostro, ella no se negó y nos despedimos.

Probablemente piensen que estaba loca o algo por el estilo pero se me da fácil encapricharme por alguien con mucha facilidad, esa mirada seductora, esos labios que se veían tan apetitosos, de hecho pensé en desviar mi beso de despedida y poder rozar la comisura de sus labios por accidente, pero al ser la primera ves que la veía podría ser extraño y obviamente es extraño. Ya con la cabeza en mi almohada me di el lujo de imaginar escenarios ficticios con ella de protagonista, ¿será ella mi nuevo interés amoroso?
-Ay Monse, no seas idiota, es la primera ves que la ves y ya te enamoras-
Aunque no sería la primera vez que me ocurre, recuerdo la primera vez que vi a Paloma, sentí algo parecido, solo que con un poco menos de atracción sexual, ¿será su aroma? ¿su bello rostro? ¿La silueta de su cuerpo mojado por la lluvia? No lo sé, pero hay algo de ella que me encanta y voy a averiguar qué es.

Luces rojasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora