El alcalde

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Ya era un nuevo día, la leña que habíamos comprado ya estaba en nuestro poder y por fin pudimos hacer algo de fuego para calentar la gran casa, por un momento pude recordar el aroma de la Berni y al hacerlo se me erizaron los vellos de mis brazos, la imaginé parada detrás mío tomándome con sus brazos y sintiendo su respiración en mi cuello, era un exhalación húmeda y caliente, dejé salir un suspiro y borré esa imagen de mi mente, no tenía tiempo ni ganas de engancharme de alguien nuevamente, no quiero encariñarme y perder a esa persona, como perdí a la Pali.

Esa tarde fui al pueblo para comprar unos rollos para la cámara, Fernanda se quedó en casa para cuidar el fuego y que no se apague. Camine frente al ayuntamiento y recordé que el esposo de Bernardita estaba ahí y quizás ella también, supliqué por un milagro y que Bernardita se cruzara por mi camino y poder entablar nuevamente una conversación, pero no ocurrió nada, seguí mi camino en busca de una tienda en donde vendieran rollos para la cámara, afortunadamente encontré una a cuadras del ayuntamiento, entré en la tienda y pregunté por los rollos de la cámara, los tenían y los compré, al salir no pude creer lo que veían mis ojos, por la vereda del frente pasaba caminando Bernardita y su esposo, tomados de la mano y conversando, se veían tan felices, era como la pareja perfecta caminando juntos, los dos vestidos con unos outfits elegantes dignos de la pareja más importante del pueblo, quise cruzar la calle para saludarlos pero no me atreví, pensé ¿Quien soy para saludar a tal pareja de personas tan importantes? Y en ese momento Bernardita miró hacia mi dirección, sonrió y le dijo algo al oído a su esposo, los dos cruzaron la calle y vinieron a mí.
-Hola, buenas tardes Monserrat- dijo la Berni mientras se acercaba a mi para darme un beso en el rostro, su cara estaba igual de helada que su mano la noche anterior y eso que el clima no estaba tan frío.
-Hola, buenas tardes- contesté un poco nerviosa, la verdad no espere que se tomara la molestia de cruzar la calle para saludarme.
-Tú debes ser Monserrat Góngora ¿no es así?- Dijo Joaquín acercándose para darme la mano, le estreché la mano de igual forma y pude notar que el también estaba congelado, no dije nada al respecto y me mantuve firme para no hacer notar mis nervios, en ese momento me pregunté si es que todos los sureños tenían la piel tan fría y esos ojos tan amarillos al punto de llegar a ser dorados.
-¿Que haces por aquí?- preguntó Bernardita.
-Solo vine a comprar unos nuevos rollos para mi cámara- contesté
-¿Te gusta la fotografía?- preguntó con curiosidad Joaquín.
-Sí, de hecho en casa tengo un cuarto oscuro donde revelo mis imágenes- contesté con entusiasmo.
-Lo sabemos- dijo Bernardita.
-¿Como lo saben?- pregunté con un tono de inquietud.
-Éramos amigos de la propietaria anterior, por eso conocemos toda la casa- Aclaró Joaquín.
-Ah, sí, Paula ¿verdad?- pregunté.
Noté la tensión que le provocó a Joaquín cuando nombré a esa chica, al parecer tienen un pasado con la antigua dueña de la casa, un pasado no muy agradable ¿Que habrá ocurrido? ¿Se habrá ido de la casa por culpa de ellos? Al parecer a Bernardita no le molestaba hablar de Paula, ya que la vez que me la nombró en mi casa no noté ningún tipo de disgusto en su rostro o en su tono de voz.

Noté que a cada persona que pasaba al lado nuestro le esbozaban una sonrisa encantadora, seguramente tratan de mantear una buena imagen hacia el pueblo y está bien, si la Berni fuera la alcaldesa y yo su esposa también mostraríamos una imagen perfecta para ser la pareja lésbica perfecta, con solo imaginar ser su esposa se me ruboriza el rostro.
¿Que estaba pensando? Y ¿en frente de ellos? Esto está mal, no debo entrometerme en un matrimonio y mucho menos en este.

-Sí, Paula es su nombre, disculpa Monserrat pero tengo que irme- contestó Joaquín, me estrechó la mano y se fue caminando en dirección al ayuntamiento, Bernardita se despidió de mi también y fue detrás de él.

Cada ves tengo más curiosidad sobre esta misteriosa chica... Paula ... su nombre resonaba en mi mente ¿Paula cuanto? Creo que voy a averiguar sobre esta chica, voy a preguntarle a la Berni a cerca de esta chica.

Luces rojasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora