Estaba colgando las imágenes en los cordeles que tenía en frente mío y podía notar la presencia de Bernardita junto a mi, me gustaría decir que podía sentir el calor de su cuerpo junto al mío pero no era así, solo estaba ella, escuchando con atención cada palabra que salía de mí boca, acompañada de una suave brisa de vapor caliente, estaba nerviosa, llegaba a temblar, tener a Bernardita tan cerca me hacía subir mi temperatura. Me volteé un momento a tomar los pequeños ganchos que estaban junto a mi y al hacerlo quedé frente a frente con Bernardita, nuestros labios estaban a centímetros de tocarse.
-¿Y si... la beso?- pensé
...En eso Bernardita me toma las manos, estaban heladas, me estaba acostumbrando al frío tacto de su piel, Bernardita subió sus manos por mi antebrazo desnudo y llegó a mis caderas, gentilmente me tomó con sus manos y con facilidad me subió sobre la mesa en donde se encontraban las imágenes.
-¿Que haces?- pregunté con la voz entre cortada.
-shhh- dijo Bernardita mientras me tapaba la boca con una de sus manos, pasó su pulgar acariciando mis labios, bajando hasta tomar mi barbilla, se acercó lentamente mirándome a los ojos y me besó. Todo estaba en pausa, el tiempo se detuvo en el momento en que nuestros labios se tocaron, su beso era gentil y a la vez húmedo, movía su lengua con gentileza acariciando suavemente los bordes interiores de mi boca, estaba demasiado excitada, no podía creer lo que estaba ocurriendo. Me sentía frágil como el cristal en sus manos, no pude evitar que salieran lágrimas de mis ojos.
-No- dijo Bernardita, que contemplaba mis lágrimas con rostro extrañamente inexpresivo, rozó mi cabello con suavidad, acarició con sus dedos las hebras de tono castaño de mi pelo, se separó de mi y comenzó a quitarse las prendas de ropa que tenia puestas, tras un instante de vacilación, me incliné hacia adelante para ayudarla. Cuando terminé de desvestirla miré su cuerpo desnudo, rocé mis dedos por sobre sus pechos queriendo tocarlos, Bernardita tomó mis manos y las aparto de su cuerpo, dejándolas apoyadas en la mesa.
-Es mi turno- susurró.
Empezó a desvestirme, tenía dedos hábiles y amables, uno a uno fue desabrochando los botones de mi camisa, con ternura, mientras yo permanecía inmóvil y silenciosa, mirándola a los ojos. Cuando dejó mis pechos al descubierto, no pude contenerme, desvié la mirada y me cubrí con las manos.
-No- dijo Bernardita. Me apartó las manos de mis pechos suavemente, pero con firmeza, y me alzó el rostro para que la mirase. Noté el aire gélido del sótano en mi piel desnuda, me estremecí y se me puso la piel de gallina, tenía miedo de lo que iba a suceder a continuación, pero durante unos momentos no pasó nada. Bernardita se quedó parada frente a mi, se dedicó a mirarme, como si se bebiera mi cuerpo con los ojos. Al cabo de un rato comenzó a tocarme, primero suavemente, luego con más energía, sentía una fuerza brutal en sus manos, pero en ningún momento sentí dolor, me tomó la mano y acaricio mis dedos, uno a uno. Me rozó la pierna con delicadeza. Me acarició el rostro, recorrió la curva de mis orejas, puso amabas manos en mi pelo y me peinó con sus dedos. Pareció una eternidad antes de que sus manos llegaran por fin a mis pechos. Acarició mi piel delicada hasta llegar a mis pezones, los hizo girar con los pulgares, los pellizcó suavemente y empezó a tirar de ellos, muy ligeramente al principio, luego con más insistencia, hasta que estuvieron tan erectos que me empezaron a doler. Solo entonces se detuvo, yo estaba ruborizada y sin aliento, sentía el corazón desembocado en el pecho. Bernardita me sostuvo el rostro con ambas manos y me miró a los ojos.-¿Puedo continuar?-
Le tomé la mano y la llevé hacia abajo, hacia la humedad, entre mis muslos.
-Sí-
Susurré mientras guiaba su dedo hacia mi interior...
-¿Te encuentras bien?- preguntó Bernardita con una leve sonrisa pícara en el rostro, mientras posaba su mano en mi hombro.
-Sí, lo siento, solo me distraje un memento- contesté mientras me hacía a un lado para poder pasar y tomar los ganchos con los que colgaba las fotos. La verdad me es fácil dejarme llevar por mi imaginación, soy una soñadora despierta, pero no pude contener mi vergüenza ¿En qué universo podría pasar eso? es irreal, Bernardita está casada y yo soy solo una amiga para ella. Bernardita siguió escuchando todo lo que le explicaba, yo estaba emocionada ya que me gusta mucho explicar las cosas que me apasionan.
Por un momento recordé a Paula y su incógnita constante en mi mente.
-¿Me puedes contar sobre Paula?- pregunté con curiosidad, mientras seguía revelando las imágenes.
-¿Que quieres saber de ella?-
-Mmm... no lo sé, ¿Dónde fue? ¿Que tan cercana era a ti?-
-Creo que esta es una conversación para otro momento la verdad- Aclaró Bernardita.
-Ah, está bien, lo siento- me disculpé con un tono de preocupación, no creí que me fuera a dar esa respuesta.
-Pero si quieres te puedo contar sobre ella en otro lugar, en otro contexto- me explicó Bernardita.
-¿Sí?- dije mirándola de frente.
-Claro, ¿te gustaría ir uno de estos días a tomar el té a mi casa? Y así aprovechamos de celebrar la sesión de fotos que tuvimos hoy-
-Me encantaría- contesté felizmente.Luego de tener todas las imágenes listas, nos dirigimos con Bernardita a la puerta de mi casa, me agradeció por la lección de revelado de imágenes y con un beso en el rostro nos despedimos.
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Luces rojas
FanfictionUn 29 de abril de 2023 Montserrat se muda a un pequeño pueblo al sur de Chile, ahí conocerá a dos chicas misteriosas que le llamarán la atención, poco a poco Monserrat se dará cuenta que Bernardita y Paula ocultan algo prohibido. Lamentablemente est...