Luces rojas

Respuestas

¿Qué pretende Bernardita al hacerme creer que todo lo que vi fue solo una ilusión mía? Yo sé lo que vi, era raro, estaba allí, lo recuerdo todo demasiado bien. La verdad, me afecta cuando las personas no me creen y más aún si es una persona importante para mí.

Hace ya una semana que no veo a Bernardita, es como si nunca hubiera existido, no hay rastro de su presencia, ni la de Joaquín. Me preocupaba, quizás ese chico volvió por venganza y les hizo algo malo. Todo esto pasaba por mi cabeza mientras estaba frente al espejo alistándome para salir, me habían citado en el ayuntamiento para una sesión de fotos express, necesitaban fotos decorativas para unos panfletos que promocionaban un proyecto medioambiental.

Me dirigía a la salida y al momento de levantar mi mano para poder girar el pomo de la puerta alguien toca el timbre de esta, me asusté ya que no me lo esperaba. Por un momento rogué para que sea Bernardita, entonces abrí la puerta rápidamente. Desgraciadamente no eran los ojos dorados y coquetos que esperaba ver, en su lugar habían unos grandes ojos rojos carmín que me penetraban la mirada. No podía ser, es el joven de la pelea, me paralicé al verlo frente a mí, por un momento no hice nada y en cuestión de segundos reaccioné cerrando bruscamente la puerta, pero algo la detuvo.
-¿Así es como recibes a tus visitas?- dijo mientras mantenía abierta la puerta con una mano.
-¿Que quieres? ¿Que le hiciste a Bernardita?-
Dije alejándome un poco de la puerta.
-Permíteme presentarme, mi nombre es Alexander, es un gusto- dijo mientras estrechaba ligeramente la mano frente a mí.
-Tú nombre es Monserrat ¿no es así? No vengo con intenciones de lastimarte ni a ti ni a tu hermana. Solo quiero dejar algunas cosas claras-
No me daba mucha confianza este chico, pero también quería respuestas de lo que ocurrió esa tarde, así que lo dejé entrar. Con una reverencia muy pronunciada me agradeció y entró.

Nos sentamos en la sala de estar. No podía parar de ver esos extraños ojos rojos que tenía, nunca había visto tal cosa.
-¿Que le pasó a Bernardita?-
-Nada, ella está bien-
-No la he visto en días-
-Está cazando, ella y su esposo se van por unos días para recuperar fuerzas- dijo Alexander mientras se acomodaba en el sillón cruzando las piernas.
-¿Cazando? ¿A qué te refieres con eso?-
-Mira, querida, te explico, cuando tienes hambre te alimentas. De lo que sea que coman los humanos hoy en día, en cambio nosotros, tenemos una dieta muy estricta, solo nos alimentamos de...

"Sangre"

Fue la primera palabra que me vino a la mente, ¿será cierto? Por un momento rogué por estar equivocada, ¿acaso me volví loca? ¿Los cuentos de terror y las películas eran ciertas? ¿De verdad existían los...

Vampiros?

Alguna vez se han preguntado ¿qué haría si tuviera súper poderes? ¿Hasta dónde llegaría con tal de conseguir todo lo que quiero?
¿Sería la heroína o la villana?
Después de que Bernardita me negara todo lo qué pasó, de verdad dudé de mi, de lo que había pasado esa tarde, por un segundo pensé que todo era parte de mi imaginación, pero aquí se aclaran todas mis dudas.

-Sangre- dije, interrumpido y terminando la frase de Alexander.
-En efecto- contestó.
-Esto lo explica todo, su piel pálida y fría, sus ojos extraños, la fuerza y velocidad sobrehumana-
-Así es, estos hermosos ojos rojos que ves ante ti, son a causa de mi dieta a base de sangre humana-
-Bernardita no tiene los ojos rojos- dije apartando la vista.
-No, ella no consume sangre humana al igual que Joaquín, por eso sus ojos solo son dorados, es como ser "vegano" solo consumen sangre animal, por eso salen a cazar seguido-
-comprendo- dije mientras me acomodaba en el sillón.
-Te pido disculpas por lo de la otra vez, no había comido en semanas y se me pasó la mano, no soy el malo en esta historia ¿o sí?-
-Tranquilo, está bien- dije esbozando una ligera sonrisa nerviosa.
-Debo confesar que me equivoqué en algo, esa noche después de nuestro encuentro amenace a Bernardita y Joaquín con decirle todo a Paula- Alexander se levantó del sillón y caminó a la chimenea, dándome la espalda.
-¿Paula? ¿la conoces?- pregunté levantándome del sillón también.
-Sí, soy parte de su guardia, y creo que ahora ella viene en camino-
-¿A qué?-
-Hay ciertas reglas en nuestro mundo, una de ellas, y la más importante, es mantener a nuestra especie en secreto, y ahora que tú sabes todo, me temo que debes morir-
-¿¡Que!?- dije mientras caminaba hacia el.
-Y no solo tú si no que también el vampiro que te protege, en este caso, mi querida, Bernardita Danús-