DESILUSIÓN

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T/N entró a la habitación que Lucifer le había asignado para su estadía, miró con detenimiento el ambiente el cuál era inmensamente rojo. El cielo, las paredes, las ventanas, la cama, todo era rojo, sinceramente, ese color le causaba un sentimiento extraño, ella sabe lo que le dijo a Vox, que es un ser vacío, pero cuando se enfrenta a ese color no puede evitar sentir que algo de lo que murió vuelve a la vida.

Ella considera que está muerta en vida desde aquel día, pero aún así, hay algo que la hace sentirse viva al ver ese color, pero a su vez, le aterra. Es verdad que cuando despertó en la nueva vida, su ser se sentía hueco, ella se sentía vacía, pensó que era normal, pero al ver el color rojo, su ser se sentía vivo, brillaba furiosamente.

Estaba cansada de ese sentimiento, por eso convirtió el décimo círculo en un averno blanco y dorado, buscando escapar del sentimiento que le causaba ese color.

El color que le recuerda a sus ojos.

Suspiró y empezó a quitarse la ropa para darse un baño, de verdad que ese no era su ambiente ideal. Se acabó de quitar la ropa y quedó desnuda, se colocó una bata encima y se sentó frente al espejo.

—Estas aún más hermosa que la última vez que te vi, mi Madame— Dijo Alastor saliendo de las sombras, ella no se inmutó, sabía bien de la presencia del wendigo.

—Tu si que cambiaste, estás más repugnante que antes —dijo ella a la vez que lo veía a través del reflejo.

—¿Repugnante?¿Eso es todo? Esperaba de ti una reacción más escandalosa poniendo en cuenta que me odias— Ella sonrió y le miró.

—No te odio, en realidad, ya no siento nada, seguro escuchaste lo que le dije al demonio de las telecomunicaciones, cada palabra es cierta— Alastor se acercó a ella más no la tocó por qué sabía que ella le quemaría aún más que los objetos sagrados.

—Si de verdad no me odiarás, no te habrías ocultado de mi todo esté tiempo, se bien, que tú siempre supiste donde encontrarme, pero, nunca fuiste a verme, tuve que fingir amar a esa mimada para poder acceder a tu ubicación —T/N se colocó un guante y tocó el rostro de Alastor.

—La razón por la que no te busque, es porque yo conozco tu sentir hacia mí y sé bien que quedarías desilusionado al saber que todos los sentimientos que tenía hacia ti murieron junto con mi cuerpo humano, cuando llegue aquí y pensé en ti...—solto su rostro para verlo con pena—ya no había nada excepto indiferencia, si buscas en mi a la mujer que te amo y luego te odio, lamento decirte que ella se desvaneció.

—¿No hay siquiera odio?¿O rencor?—Ella negó causando un dolor terrible en el hombre, la tomó de los hombros con fuerza y la miró fijamente a los ojos buscando un rastro de duda que le dijera que no era verdad. Esperaba cualquier cosa menos indiferencia, el deseaba cualquier cosa menos indiferencia, pues solo se odia lo querido, pero si hay olvidó, no hay nada.

—No hay nada—Alastor en su desesperación se giro bruscamente y se tomó del pelo.

—No puede ser, no puede ser, NO PUEDE SER! —El demonio se acercó y la beso bruscamente aún sabiendo que ella podría quemarlo, pero nada, no se quemó por alguna razón, la miró a los ojos pero solo encontró un rostro vacío.

Alastor la soltó y se fue de la habitación, no pudo soportarlo, no pudo, no podía soportar la idea de que la mujer que amo se había ido, ya no vería su sonrisa, el brillo en sus ojos, su rostro enojado, nada, solo vería a esa muñeca vacía fingir ser ella.

Entró a su habitación y se apoyo en la pared, se arrastro hasta quedar sentada en el piso y se cubrió el rostro con sus manos. Antes de poder evitarlo, lágrimas traicioneras salieron de sus ojos, su eterna sonrisa fue sustituida por una expresión de sufrimiento.

Estaba roto, la había amado por años pero ahora su verdadera naturaleza la había arrebatado de sus brazos, ahora ella no era nada más que vacío, le dolía pensar que nunca volvería a ser ella, le quemaba con fuerza perderla.

Parece que su destino era amarla en silencio, solo enamorado de un recuerdo, parece que estaba maldito con la carga de los sentimientos que alguna vez compartían.

Su destino fue amarla más no tenerla.

T/N se quedó quieta en la habitación en el mismo lugar donde momentos antes sus labios fueron besados. Se mantuvo congelada hasta que sintió algo ardiente como metal quemado por su rostro, al tocarse el rostro sintió lágrimas.

¿Lágrimas?

Estaba llorando

Antes de darse cuenta un cúmulo de emociones que estaban enterradas salieron a la luz y explotaron, sus lágrimas se derramaron de manera implacable, sus sollozos estallaron como gritos desesperados, se quedaba sin aire al sentir su pecho casi abrirse.

Sus sollozos eran tan desconsolados que su hija entro a la habitación corriendo, pero apenas entró, se quedó paralizada al ver por primera vez a su madre tan rota, tan triste, tan destrozada.

Antes de que pudiera esperarlo, sus lágrimas empezaron a salir rojas y espesas como la sangre, estaba llorando sangre.

—Madre basta, ¿Madre que pasa? ¡Madre, responde! —T/N no podía parar, por más que lo intentaba, estallaba aún más fuerte que antes.

Tal vez mi madre nunca abandonó sus emociones, tal vez, solo tal vez, estaba tan ahogada en sentimientos latentes que el único modo que encontró de no volverse loca por ellos, fue suprimiendo todo, aunque como resultado, se volvió una bomba que ante el primer pinchazo estalló.

T/N se colocó una mano en su boca evitando que sea entendible lo que su boca grito contra su voluntad, pero el hecho de ella saber lo que decía le hacía darse cuenta de lo jodida que estaba.

AUN TE AMO, TE AMO INCLUSO MÁS QUE ANTES, MALDITO IDIOTA TE AMO MÁS DE LO QUE JAMÁS AMARE A NADIE, PERO TAMBIÉN TE ODIO, TE ODIO POR QUE ANTE TI SOY DÉBIL Y FRÁGIL.

TE ODIO Y TE AMO, QUIERO POSEERTE, QUE SEAS MIO, ESCLAVIZARTE Y HACERTE SUFRIR POR COMO TU ME HACES SUFRIR.

NO LO ENTIENDES.

MUERO CADA DÍA PORQUE ME QUEMO POR TI.

Y POR ESO QUIERO HACERTE SUFRIR.

QUIERO MATARTE.

TAL VEZ SI TE MATO SERÉ LIBRE.

NO ES CIERTO.

TE MATÉ Y DESCUBRÍ QUE TE AMO AÚN MÁS DE LO QUE CREÍ.

IDIOTA.

IDIOTA.

¡¡¡IDIOTA!!!.

Ante la presión, T/N se dejó caer exhausta, Perséfone se preocupó por su madre, jamás la había visto tan mal.

Aunque tampoco nunca había visto interactuar a su madre y a su padre.


ODIO ARDIENTE, historia de un matrimonio [Alastor x tú] Libro 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora