VII

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Lan Zhan solo había dejado a Wei Ying durante un momento porque se le había olvidado un té.

Había recibido tanto medicamento que Wei Ying se quedó sentado en la camilla de manera dócil jamás esperó que cuando llegara lo encontrara lleno de sangre al fondo de la celda y gritando:

-¡Déjame en paz! - tuvo que llamar a los guardias para que los sostuvieran de nueva cuenta. Estaba asustado de nuevo cuando lo tomaron de los brazos para darle un poderoso sedante y atarlo de nuevo a la cama.

Comenzó a curar sus heridas y notó profundas mordidas en sus brazos, bien podrían ser de el mismo pero esas mordidas eran enormes y profundas.

Lan Zhan dio un largo suspiro, si las cosas continuaban así no podría sacar nada en limpio.


Jiang Cheng sentía que daba vueltas y vueltas, había visto a todas las personas dando vueltas, ignorándolo, el lugar era más tétrico de lo que dicen los libros de terror, Wei Ying despertó pero aun así estaba atado con correas.

-¿Sigues aquí? - le preguntó con el mismo cansancio de siempre.

-¿Adonde quieres que vaya? - Jiang Cheng no debería de irritarse con la única persona que podría ayudarle.

Cuando vieron que Wei Ying había despertado lo empujaron con todo y la camilla de vuelta a la celda. Jiang Cheng vio como volvieron a darle calmantes, no sabia nada del tema y nunca había estado en un sanatorio pero parecía una cantidad como para que durmiera y nunca más despertara.

El chico ha de tener la cabeza revuelta por eso parecía que le molestaba la luz y fruncía el ceño constantemente.

-Ya hicimos un primer inicio ahora escucha... - Le comentó intentando que el lo escuchara, sin embargo; Lan Zhan entró de nueva cuenta para comenzar a hacer lo mismo de siempre, ahora eran más medicamentos con la diferencia de que eran tomados, le quitaba las correas para que comiera comida sana.

-Te traje desparasitante y después te daré vitaminas. - Jiang Cheng notó una devoción extraña en su cuñado, ¿acaso no era frio? Pero en su mente todo esto fue porque Wei Ying también podría ser de gran ayuda.

Los medios después de todo no lo buscaban a el sino a Jin ZiXuan.

Wei Ying aturdido por esa enorme cantidad de drogas se quedó inmóvil sentado en la camilla sin las correas.

-Se me olvidó algo, ya regreso ¿sí? - Lan Zhan salió para volver a cerrar la puerta.

-Escucha dile que... - Jiang Cheng estaba dispuesto a decirle todo.

-Cuéntamelo todo, no creo que puedas huir de la muerte por mucho tiempo. - Si Jiang Cheng tuviera cuerpo seguramente hubiera recibido un escalofrió en la espalda.

-¿De qué hablas?

-Hay miles de personas como tú, solo pueden permanecer en este mundo durante 15 días, después son llevados por la muerte; me odia, suele ser gentil con todos pero detesta cuando alguien vivo puede verla...

-¿Así que no estás loco?

-Lo estoy, nada de esto es real... - Jiang Cheng volvió a fruncir el ceño. - Estas en mi cabeza y entonces estas acorde a las reglas que hay en mi cabeza.

Jiang Cheng no sabía cómo convencer a ese loco que no estaba loco.

De repente escuchó un gruñido al otro lado de la puerta. La mirada cansada de Wei Ying de repente se hizo triste.

-Si tienes miedo... podrías... - la puerta se abrió de manera abrupta cuando entró un enorme perro de 2 metros, Jiang Cheng no podía distinguir lo fantasmal de lo que no, así que retrocedió.

Paciente 404Donde viven las historias. Descúbrelo ahora