Andrea me había dicho que estaba delirando, pero yo sabia que no, eso me decía mi mente.
Santiago me estaba saludando desde el otro lado de la calle, hasta hace unos días el había agarrado la confianza suficiente como para decirme su nombre.
Andrea me dijo que bajara la mano, que la gente nos miraba raro, y que del otro lado no había nadie. La mire enojada, ella siempre esta diciéndome que Santiago no existe, y se equivoca.
Lo conocí hace unas dos semanas atrás en mi cumpleaños número 16, me había enojado con mis padres por haberse olvidado de mi cumpleaños. Me fui a una plaza cerca de mi casa y allí estaba él, se encontraba llorando y me acerque a él para ver si se encontraba bien. Me contó que era su cumpleaños y que su familia se había olvidado de aquello, lo mire sorprendido ya que me había pasado lo mismo. Desde ese día nos hemos visto todos los días en mi casa o en aquella plaza, lo raro fue que hasta hace dos días él no me había dicho su nombre.
Llegue a mi casa y me despedí de Andrea. Al entrar vi a mis padres ojeando un viejo álbum de fotos de cuando mi madre estaba embarazada de mi. Me acerque a ellos para poder observar, me había llamado la atención una foto en la playa donde en la arena estaba escrito "LOS QUEREMOS JULIETA Y SANTIAGO" y mis padres sonriendo de lo mas feliz. No entendía la foto.
—Alguna vez te conté que ibas a tener un mellizo? Se iba a llamar Santiago, pero murió al 6to meses— él miro tristemente la foto, yo subí dejando esa escena de lo mas confusa.
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Estaba ansiosa. Necesitaba hablar con Santiago, pero desde aquel día no apareció. Quería contarle aquello. Demasiado raro para mi gusto.
Cansada de esperar que él viniera y desconociendo su dirección, fui a la plaza donde nos conocimos. Ahí estaba, sentado bajo el árbol donde le hable por primera vez.
Lo salude pero él no me respondió, solo me dedico una mirada vacía, llena de odio y remordimiento. No sabia el porque.
Estuvimos aproximadamente una hora sentados sin hablar hasta que el ambiente se torno incomodo e inestable, no soportaba mas.
—Santiago— se giro a verme —que es lo que pasa? Ya...no querés...ser mi amigo?— entiendo que la pregunta parece de un nene de 3 años, pero es entendible, hasta hace dos días estábamos bárbaro.
—Yo no soy amigo de asesinos— se levanto si se fue de alli. Lo segui con la mirada, sus palabras me habian dejado helada. Yo una asesina?
Volví a mí casa pensando en el camino, que era lo que él quería decir con lo de asesina. Ni bien recuerdo nunca mate a nadie o a nada, ni un mosquito.
Le pregunté a mí madre porque mí hermano nunca llegó a nacer. Su respuesta me había dejado helada. Nunca en mi vida había escuchado que un mellizo se comiera al otro dentro de la panza. Mamá dice que es algo inevitable cuando tu cuerpo no absorbe los suficientes nutrientes para ambos. Y ella me dijo q estaba convencida de que ella ya me había contado la historia acerca de mí no-hermano.
Estaba en mi cuarto tratando de analizar todo y porque Santiago me dijo asesina luego de que me enterara de que iba a tener un hermano llamado Santiago que nunca llegó a nacer porque yo me lo comí en la panza. La historia parecia sacada de una historia de terror. Si no me equivoco hay una con la misma trama solo que el espíritu del niño quiere matar a la mujer. Nunca la termine de ver así que no sé cómo termina.
Le conté a Andrea y ella me dijo por décimo octava vez que ella no ve a Santiago. Que estoy loca y que dejara de consumir lo que sea que estaba consumiendo.
No la soporto. Santiago es real y yo lo sé.
Volví a la plaza donde todo empezó. Para mí suerte él estaba allí sentado.
—Hola— le sonreí tímidamente. Él levantó la vista de su libro y me sonrió. Este chico de seguro es bipolar.
—Perdon por lo de ayer. Fue algo sacado de contesto. Tu no eres una asesina, tu no mataste a nadie. Fue otra persona— no entendía de que hablaba, pero yo estaba feliz de que ya no estuviera enojado conmigo.
—Me alegro que te hayas dado cuenta— lo quise abrazar pero él no me dejo. Lo miré triste. Pero se limitó a reírse.
Le conté lo que me había contado mí madre, ella insistía en que de chica ella me había contado la historia y yo no me acordaba. Pero eso es algo muy fuerte como para no acordarse. Le hablé sobre Andrea y me dijo que ella estaba celosa de nuestra amistad y por eso hacia todo esto para separarnos. Yo solo asentí, pero dudo que Andrea se comporte tan infantil.
Esa noche soñe con mí hermano. Era Santiago, y me decia, más bien me obligaba, a matar a la asesina que no era más ni menos que mí madre.
Me desperté sudada, sin poder creer lo que había soñado. Nada de esto tenía sentido.
Prendí el velador y allí estaba él, parado al lado de mí cama. Comencé a gritar pero nada salía de mí garganta, ni un miserable sonido. Porahi seguía soñando y no me daba cuenta.
—Matala, ella no se merece vivir— yo solo lo miraba con horror, quería que mate a mí madre.
No podía hablar, me limité a negar con la cabeza. Él me miró insistente. Me tendió un cuchillo de caza que utiliza mí padre cuando se va a pescar para cortarlos. No tenía ni idea de dónde había conseguido aquello.
Por suerte esto era un sueño. ¿Cómo lo sabia? Mí cuerpo se movía solo y no le hacía caso a mis pedidos de parar.
Llegue al cuarto de mis padres y me posicione al lado de mí madre.
—Asesina— susurré antes de clavarle el cuchillo en medio del pecho. Ella abrió los ojos y me miró inexpresiva, una lágrima recorrió su mejilla, su cuerpo dejo de luchar y se volvió un simple peso muerto sobre el colchón.
Mí padre se despertó a causa del grito ahogado que había largado mí madre. Empezo a gritar y a llorar. No paraba de repetir "Porque lo haz echo" yo solo pude decir "asesina"
Santiago estaba al lado mío, y su mirada solo significaba una sola cosa. Quería que yo muriera. Se quería vengar porque que yo si nací y el no. Aún no le pude ver la cara. Se siente cuando soñas con alguien pero no le puedes ver la cara aunque sepas que esa persona es aquella.
De repente Santiago tuvo cara, era Santiago, mí Santiago. Aquel chico que conocí en el parque. Esto no era un sueño todo era real y estaba pasando.
Mate a mí madre y no pude controlarme. Mí cuerpo reaccionaba solo.
Santiago módulo algo inteligible, pero yo sabía lo que él quería decir. "Matate"
Y así fue como ella clavo el cuchillo en su pecho derecho, justo a la altura del corazón. Esa acción la hizo porque ella quería, porque había matado a su madre y no podría vivir con ello. Su padre no entendía nada, las dos mujeres que más amaba yacían muertas al pie de la cama.
