Capitulo II Christopher Rogers

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Todo comenzó el 13 de junio de 1998, el día de mi nacimiento, cuando me dejaron en la puerta de Camila y Benjamín Rogers, mis actuales padres adoptivos, mi vida no fue normal como la de los demás niños, porque a mí me encargaron una importante misión que era cuidar a Isabella Guzmán.

Toda mi vida siempre giró alrededor de Isabella Guzmán, desde muy pequeño soy su amigo, porque nos metieron en el mismo internado cuando cumplimos los siete años de edad, mis padres estuvieron muchas semanas tratando de localizar ese internado, hasta que un día, Greta la abuela de Isabella llamó a nuestra casa, para avisarnos que, ella ya había hablado con Clara y Richard hace años de su plan, y estaba en total acuerdo con ellos, en que yo fuera como su protector hasta que ella cumpliese los dieciocho años, que es cuando ella regresaría a Woodland a reencontrarse con sus padres de nuevo. Después de esa llamada, mis padres respiraron con alivio de saber que ya había localizado el internado, a donde Greta había mandado a Isabella.

Así es mi vida, un poco complicada, cada día tenía que estar con ella. El primer día que nos vimos lo recuerdo bien, ambos teníamos siete años y estábamos entrando a primer grado; yo estaba llegando en un carro azul marino junto a mis padres, ella se bajo de una camioneta blanca, con un lindo vestido rojo, zaparos negros y unos lazos blancos, recuerdo que mi mamá dijo:

- Es ella Christopher, Isabella Guzmán –me dijo suavemente al oído. Desde que la vi siempre me pareció linda, pero nunca se lo dije a mi mamá en ese momento.

Ella caminaba de la mano, junto a su abuela Greta y un señor que parecía su abuelo, nos acercamos hasta ellos para saludar, y en ese preciso momento nuestras miradas se encontraron, solo fueron segundos, hasta que ella volteo la mirada hacia su abuela, yo la seguía mirando con ternura, hasta que mi madre dijo:

- Christopher ella es Greta una amiga, y ella es su nieta Isabella, saluda –me dijo mi mama.

- Hola señora y hola Isabella - dije yo con la voz un poco temblorosa.

Recuerdo ese día como si hubiese sido ayer, estaba tan nervioso, por al fin haber conocido a la famosa Isabella Guzmán, en mi mente solo estaba el pensamiento, de que conocí a una princesa, y a una reina de verdad, en ese momento fue muy feliz para mí.

Los años fueron pasando, y cada vez éramos mas amigos, incluso, parecíamos como hermanos. Había días buenos y días malos, peleas y reconciliaciones, pero siempre terminábamos juntos, nuestra amistad iba más allá, de lo que nosotros llamábamos normal, no había nada que se interpusiera entre nosotros dos, éramos un dúo dinámico. Cada tarde la pasábamos juntos, nunca se me olvidaba mi misión, y que mejor manera de cumplirla, que esta, pasando todas las 24 horas del día a su lado.

Recuerdo una vez, cuando ella se escapo del internado para salir con un chico, se llamaba Dan Cooper era el típico muchaco popular, usaba ropa muy ajustada, y usaba la clásica chaqueta de cuero negra todos los días; con look muy justin Bieber solo que él usaba más gel en el cabello, que cualquiera del internado.

Dan tenía el internado comiendo de la palma de su mano, todos los estudiantes hacian lo que él le apeteciera, solo le bastaba con chasquear los dedos para que uno de sus amigos viniera, a darle lo que el quisiera, y como no iba a ser así, sus padres hacian millones de donaciones cada año por el internado, practicamente lo tenía comprado, además cada uno de sus cinco hermanos estudiaron ahí, y Dan no fue la excepción después de cinco generaciones.

No había profesor que no conociera a la familia Cooper, sus padres, hermanos, tíos y primos fueron excelentes estudiantes, se graduaron con honores, pero Dan era la excepción a la regla, que todos los Cooper tenían que ser buenos estudiantes.

El secreto mejor guardadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora