Capítulo XI

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Después del mal rato que me hizo pasar Rebeca, y con las pastillas que dio Hilda para el dolor de cabeza no me quedó otra que quedarme dormida, cuando me desperté me sentía un poco cansada aun, pero el hambre puede más que el cansancio así que mejor me levanto y me arreglo para salir, debería aprovechar para preguntarle a Christopher a ver si están listos los muebles, me muero por tenerlos ya aquí, ¿qué hora será? Miro el reloj de mi mano y dice que es la una, buena hora para almorzar afuera, solo me arreglo un poco el pelo y me retoco el maquillaje y estaré lista en unos minutos.

Tocan la puerta y digo que pase, abre la puerta y es Hilda.

- Pasa Hilda con confianza, solo me arreglo para salir –le dije colocándome un brillo de labios.

- Claro señorita, pensé que iba a comer aquí, le mandé a preparar un almuerzo –me dijo Hilda un poco apenada.

- Qué pena Hilda, no sabía nada de haberlo sabido no habría hecho planes, discúlpame – le dije yo aún más apenada –has que me lo guarden y lo como de cena, ¿te parece? –le continué diciendo.

- Si señorita eso haré, otra cosa la llamo el niño Henry dijo que quería verla hoy –me dijo Hilda.

- Llámalo y dile, que venga hoy a las cinco a esa hora lo recibiré, gracias por avisarme Hilda –le dije.

- De acuerdo eso le diré, ¿necesita otra cosa más señorita? –me pregunta.

- Si, que si Rebeca pregunta le dices que salí –le dije –aquí entre nos no quiero verla por lo menos hasta la cena, es que nos peleamos y no me la quiero ni cruzar ya no la soporto más Hilda – le comenté.

- Pero cuando fue eso, ¿en qué momento? –me pregunta muy curiosa.

- Antes de que me trajeras la pastilla, esa pelea empeoró mi dolor de cabeza como no te imaginas, pero me la tengo que aguantar hasta averiguar lo que le pasó a mis padres –le dije a Hilda.

- Bueno ya me retiro señorita Isabella –me dijo.

- Propio –dije.

Ya estoy casi lista para salir solo me echo el perfume y listo ya me eche el perfume me acerco hasta la puerta para salir, salgo bajo las escaleras veo los cuadro de Rebeca y Elliot me estresa que estén, no deberían estar ahí mejor no los miro o sino me voy a enfermar pero del asco. Ya llegue a la puerta principal me voy a ir caminando al pueblo, total no queda tan lejos. 

- Hola señorita Isabella –me dice Luke –si me permite la pregunta ¿A dónde va? –me pregunta.

- Hola Luke voy al pueblo a almorzar me muero de hambre –le contesto.

- ¿Y se va caminando señorita? – me pregunta Luke.

- Si por, hay algún problema con eso –le digo un poco desconcertada,

- No es que podría llamar a Evan, el chofer del castillo para que la lleve hasta alla – me dijo Luke muy amablemente.

- Está bien Luke, ¿en dónde puedo encontrar a Evan? – le pregunto.

- No es necesario que lo busques, yo por el sistema de seguridad lo puedo encontrar, no te preocupes en unos minutos vendrá –me contesta.

- Bueno gracias Luke, y ¿cómo funciona este sistema? – le agradezco su ayuda y le pregunto a él.

- Ves este audífono y este pequeño micrófono que está en mi saco –me dijo –estos dos están conectados inalámbricamente a este pequeño aparato, y cuando quiero ubicar a alguien solo digo, ubica a Evan y el audífono me dice exactamente en donde está, y si quiero algo más específico veo en el aparato que me lo ubica en el mapa de Woodland – me explicó Luke detalladamente –también después de que ubica a la persona, el aparato la llama y se empiezan a comunicar, pero hay un truco la persona no contesta o hace el aparato automáticamente –continuó Luke.

El secreto mejor guardadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora