Capítulo VI

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 Estoy de frente de la escalera, busco Christopher con la mirada a ver si había asistido al baile, lo encuentro, entre toda esa gente pretenciosa y millonaria de la fiesta, sin pensarlo empiezo a bajar las escaleras, el resplandor de mi vestido hace que todos se volteen a mirarme, mientras hago mi gran entrada, yo camino muy orgullosa; con la frente en alto, nadie me detiene; al final de la escalera estaba Christopher, esperándome con una mirada encantadora, y un hermoso traje color negro azabache, finalmente termine de bajar, luego él se acercó más y cuando finalmente baje, el tomó mi mano. Solo lo seguí, sin esperar nada de él, y no me importaba a donde me llevase, solo quería compartir este momento tan especial con Christopher.

Mientras me escoltaba a la pista de baile solo nos mirábamos a los ojos, como si no hubiese mañana, disfrutábamos de cada pequeño momento, sin darnos cuenta empezamos a bailar, una canción lenta que sello el momento, solo estábamos Christopher y yo en la pista, me siento la única mujer en el salón, luego se unieron más personas a la pista de baile. No sé si él está sintiendo lo mismo que yo pero, a su lado me siento como una princesa. Cuando la música se detuvo, Christopher abrió su saco y sacó una hermosa y perfumada rosa roja y cuando me la entregó dijo:

- Toma es para ti la mujer más linda de este baile – me dijo Christopher con dulzura, mientras que yo no podía dejar de mirar esos increíbles ojos azules.

- Gracias es un lindo detalle, no te hubieses molestado – le dije muy conmovida.

- Para mí no es molestia regalar flores a mujeres tan bellas como tú – me dijo él con ternura.

- ¿Enserio te parezco hermosa? – le pregunte un poco tímida.

- La más hermosa de todas – me contestó el firmemente.

- Bueno...voy a buscar agua para la rosa ya vengo espérame aquí, ya vuelvo, no te muevas – le dije sonrojada.

- Sí, claro aquí te espero – me contestó Christopher.

Es demasiado lindo conmigo, no me esperaba que él fuera así de tierno y dulce, todo parece perfecto, sacado de un cuento de hadas, voy a buscar a Hilda para que ponga esta rosa en un florero y que la lleve a mi cuarto, voy a la cocina a ver si está allí. Por suerte si estaba y le dije que la pusiera en agua y que inmediatamente la lleve a mi cuarto, mientras yo vuelvo con Christopher.

Cuando estoy por volver a la pista, siento que alguien me agarra el brazo y cuando me doy vuelta, es mi tía Rebeca, al parecer me tiene que decir algo.

- Que quieres Rebeca – le dije enojada.

- Necesito que vengas conmigo, hay unos parlamentarios que desean conocerte – me dice Rebeca muy bajo – mira ahí vienen, compórtate ellos son muy importantes hay que dar una buena impresión – me dijo ella.

- No quiero, tengo que ir con Christopher lo deje solo – le dije a Rebeca – además si me quieren conocer que vengan ellos a verme; no necesitamos intermediarios – le seguí diciendo tratando que me soltara el brazo, pero no puedo.

- Solo sonríe y contesta a todo lo que te digan – dijo ella. – señores parlamentarios que bueno que pudieron venir, ¿la están pasando bien esta noche? – les dijo Rebeca saludándolos, con su horrible sonrisa, ellos nos hicieron reverencia.

- Y esta hermosa señorita ¿Quién es? – dijo uno de los parlamentarios.

- Es mi sobrina Isabella, hija de mi hermana Adela, vino una temporada a visitarnos – les mintió Rebeca, seguro lo hizo para no decir que soy la hija de Richard y Clara, porque si ellos se enteran la sacarían del trono.

- Hola mucho gusto soy Isabella – les dije estrechando la mano de los cinco parlamentarios.

- Que gran entrada la que hiciste Isabella, si me permite decir, estuvo fabulosa – me felicitó el parlamentario – y ¿quién es ese joven tan apuesto que la acompaña? – me pregunta.

El secreto mejor guardadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora