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narra roier

me encontraba caminando por la aldea viendo a los niños jugar, a gente cultivando o haciendo cualquier tipo de trabajo, era la hora en que los héroes se juntaban a hablar así que yo me encontraba caminando hacia la casa de reuniones para poder ver a mis padres, hace 2 semanas habían salido a una misión bastante peligrosa y sin duda larga, desde que se fueron voy todos los días a la casa de reuniones esperando que ellos vuelvan, siempre los extraño cuando se van.

seguía a paso lento hacia la casa el día estaba hermoso, ya hace rato que no llovía y lo agradezco ya que no me gusta la lluvia.

ya me encontraba a poco minutose de llegar cuando comencé a sentir un olor bastante familiar, al levantar la mirada logre ver lo que no quería, humo, humo negro mucho humo negro viniendo de donde se supone es la casa de reuniones, y sin pensarlo dos veces comencé a correr a toda velocidad mientras le advertía a gritos a los aldeanos que le avisaran a los demás.

las cosas que se hablaban en aquella casa devia ser secreto por lo que estaba un poco alejado del pueblo, aun que eso no evitaba que se vieran las llamas con un gran tono rojizo desde donde estaba.

luego de al menos 3 minutos corriendo lo más rápido que mi cuerpo me lo permitía llege a la casa obteniendo la peor de las imágenes que hubiera pensado, sangre, sangre por todos lados pero ningún cuerpo a la vista, temía lo peor que toda esa sangre sea de los héroes, de mis padres.
sin esperar ni un segundo más entre a la gran casa buscando por todos lados algún rastro de mis padres. no fue hasta que llegó al 3 piso que lo vio, ahí estaba mi padre peleando contra varios tipos encapuchados.

por supuesto que no perdí el tiempo, apenas ver eso era obvio que me iba a unir a la pelea, siempre fui un gran fan de las luchas aun que no sea muy bueno, el problema fue cuando me vio mi padre, gracias a su distracción le metieron una piña en la cara haciéndolo caer, tenía suerte de que mi padre tuviera experiencia por que inmediatamente se levantó y acabó al tipo, pero habían varios más.

-ROIER SAL DE AQUI!!- grito mi padre con clara preocupación, ¿como podía pedirme eso? ¿queria que me vaya y lo dejara? ¿a el solo? no. nunca podría, era su padre.

-COMO PUEDES PEDIRME ESO, PUEDO AYUDAR LO JURO!- le respondí en un grito, a todo esto seguían llegando enemigos ¿por que no había nadie más? los brazos comenzaban a dolerme por los golpes, estúpido cuerpo débil.

-ROIER TIENES QUE SALIR DE ACA Y AYUDAR A LOS PUEBLERINOS A EVACUAR!!- y lo dijo de nuevo, nunca le permitían involucrarse en las peleas siempre tenia que ayudar a la gente y no pelear, el quería ser de ayuda y poder proteger a sus padres.

-PAPA,YA NO SOY UN NIÑO, NUNCA TE DEJARIA SOLO, QUIERO AYUDARTE, DEJAME PROTEGERTE POR UNA VEZ, TE JURO QUE SI SIRVO, por favor.- queria demostrarle por una vez que yo servia para algo, que no solo soy un niño que debia ser protegido por el.




narrador omnisciente

por suerte ya habían vencido a casi todos los enemigos de la casa, pero aún no sabían cuántos más habrían fuera de este y por el pueblo, pero aún así cuando lograron vencer al último enemigo su padre se le acercó y lo hagarro de los hombros mirandolo a los ojos.

-roier, mi arañita, tu eres muy fuerte mi corazón y yo se que podrías pelear con nosotros, pero no podría verte herido, no quiero que nada te pase, eres fuerte mi corazón, así que nesecito que le trasmites esa fuerza a los pueblerinos y los ayudes a evacuar, esta vez no es como las demás. son cientos y cientos de hombres y vienen hacia acá, lo hemos visto y temo por karmaland, así que nesecito que uses tu fuerza para proteger a la gente.- finalizó de hablar viendo como su pequeño hijo no había tenido reacción alguna a sus palabras.

°•en el tiempo equivocado•°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora