IV

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Me levanto totalmente emocionado. ¡Es hoy! ¡Es hoy! Finalmente, el día que tanto esperaba; hoy es el cumpleaños de Allison.

Rápidamente, voy a lavarme la cara y a cepillarme los dientes, es evidente que tengo bastante trabajo que hacer. Tengo que adornar el libro y, desde luego, hablar con mi papá para que me dé algo de dinero extra, para salir a pasear con Allison; claro, eso si ella ya se encuentra mejor.

Bajo las escaleras para ir al comedor y, por suerte, mi padre aún se encontraba allí. Quizá hoy también entre tarde, o, tal vez, yo me levanté muy temprano, no lo sé.

—Buenos días, papá —Saludo.

—Oh, buenos días, hijo —Responde, para luego tomar un sorbo de café

—Papá, te quería hacer una pregunta—me observa dubitativo—, ¿podrías darme dinero para salir en la tarde con Allison?

Se limita solamente a suspirar, mientras niega lentamente con la cabeza. Poco después, sonríe con un poco de sorna.

—En muchas ocasiones, pienso que te despiertas antes de que me vaya, solamente para pedirme dinero —Bromea.

Ante tal afirmación, me avergüenzo un poco, ya que en parte es cierto; la mayoría de las veces que me he despertado temprano, luego de saludarlo, le pido algo de dinero.

Luego de tomarse su café, saca su billetera del bolsillo y toma cuatro billetes de cinco dólares de ella.

—Supongo que, con diez dólares basta, ¿no es así? —Exclama mientras me entrega el dinero.

—¿Te parece bien si añades al menos un billete más? —Pregunto.

—Bien...—pronuncia— quince dólares serán.

Luego de darme el dinero, se levanta de la mesa y se dirige a su habitación. Por otra parte, yo me dirijo hasta el refrigerador, para tomar un poco de zumo de naranja... Sé que parece raro, pero, a pesar de que me gusta el café, quisiera cambiar un poco la rutina; aparte, el zumo de naranja es mucho más saludable.

Echo un poco en un vaso, para así, volver a mi habitación. Aún tengo que decorar el libro; estoy seguro de que a Allison le gustará mucho el detalle. Pienso resaltar una que otra frase que se encuentre en el libro; la verdad, aunque no lo parezca, soy bastante detallista.

Subo hasta mi habitación y tomo el libro, colocándolo en el escritorio. Mientras lo abro, tomo asiento y enciendo una pequeña lámpara que, a pesar de su pequeño tamaño, tiene bastante luminiscencia. Y así, poco a poco comienzo a resaltar varias frases...

La primera, en la página siete, donde dice: «Como tú eres tan guapa como cualquiera de ellas»; otra, en la página cuarenta y cinco: «Es una pena que las grandes damas en general no se parezcan mucho a ella»; en la cincuenta y cuatro: «Es una hermosa muchacha de quince o dieciséis años, creo que muy bien educada». Asimismo, me aseguro de resaltar varias frases que hacen que la recuerde a ella.

A medida que progreso resaltando frases, subsecuentemente, también progresan y avanzan las horas. Hay un montón de frases que podrían ser o no significativas para Allison; claramente, solo me intereso en las que, estoy seguro, le gustarán.

Cuando son aproximadamente las nueve y treinta minutos, alguien toca la puerta de mi habitación.

—¡Adelante! —Grito sin más.

—Buenos días, hijo—dice mi mamá mientras entra—. ¿Por qué no has bajado a desayunar?

Volteo hacia ella y noto un poco de preocupación en su rostro; también, me doy cuenta de que me ha traído el desayuno. Si soy sincero, a veces creo que lo detallista y lo "cursi", lo saqué de mi mamá; ella es una clase de persona que se preocupa por cualquiera.

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