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Ya la fiesta para celebrar los quince años de Allison había comenzado y, aparentemente, me toca a mí acompañarla a bailar el famoso vals... Tampoco es que me moleste; sólo que me siento un poco tenso. ¿Y si se me olvida uno de los pasos? O peor aún, ¿si tropiezo y caigo mientras bailamos?

— Mathew... Mathew—llama mi mamá sacándome de mis pensamientos—. Es momento de que vayas con ella.

Asiento con algo de pánico y, antes de ir, me aseguro de acomodarme la corbata. No muchas veces me verán vestido así. Mi mamá me obligó a ponerme un pantalón de gala color negro, unos zapatos de marca del mismo color y, una camisa de manga larga color blanco, acompañada por una corbata roja y un saco negro. Sin duda cualquiera me confundiría con un ejecutivo.

Avanzo vacilante entre el tumulto de personas que allí se encuentran, hasta que finalmente, llego a donde están los padres de Allison. Su madre, al mirarme, se me acerca prontamente.

— Mathew—inicia ella—, ya Allison se encuentra lista.

—Lo sé—respondo—. Ya mi madre me avisó.

—Bien, ¿tú estás preparado? —Inquiere.

Asiento nerviosamente en respuesta a su pregunta. Ella me guía hacia el inicio de las escaleras que dirigen a la planta superior. Luego, me hace una seña de que espere, mientras ella busca a Allison.

De un momento a otro, siento como el volumen de la música va decayendo poco a poco, y con esto, las miradas de todos los presentes se comienzan a dirigir hasta donde yo me encuentro.

«Debes relajarte, Mathew», me repito mentalmente una y otra vez. Cuando dirijo mi mirada hasta arriba, veo a Allison descendiendo, viene vestida con un hermoso vestido color azul celeste... El cual, sin duda alguna, va a juego con el color de sus ojos. ¡Vaya que se ve hermosa!

Poco a poco baja cada uno de los escalones; hasta que, justo cuando queda, frente a mí, fija sus hermosos ojos azules en mí mientras sonríe. No puedo evitar ruborizarme ante la situación, no sé realmente qué siento, siento que mi corazón va estallar al verla así.

—¿Estás preparado? —Pregunta ella en un susurro, mientras sonríe de manera radiante.

En estos momentos, detesto mucho tener una tez pálida, ya que el rubor que llena mis mejillas es bastante notorio.

—Por supuesto —Me limito a pronunciar.

Nerviosamente, tomo su mano y deposito un cándido beso en el revés de esta. Ella suelta una risita en respuesta a mi acto previo.

Con esto, comenzamos a caminar, hacia el centro del lugar. A medida que avanzamos, las miradas de todos los presentes nos persiguen. En otra situación, hubiese permanecido nervioso; pero, nada de eso importa ya, porque todo mi nerviosismo se esfumó en el momento en que la vi.

Estando en el centro de la sala, con mi mano derecha, tomo la mano de Allison, entrelazándola con la mía, y poso mi mano izquierda apenas unos centímetros más arriba de su cintura. Ella, por su parte, apoya su mano izquierda en mi espalda, lo cual, hace que me tense un poco ante su contacto.

Justo cuando el suave sonido del vals comienza a ser notorio, comenzamos a bailar. «Uno, dos, tres, cuatro. Uno, dos, tres, cuatro», me repito mentalmente mientras bailamos. Ella nota mi leve nerviosismo, por lo cual, me da una casi imperceptible palmada en la espalda. Cuando mi mirada choca con la de ella, se limita a sonreír cálidamente.

¡Dios! Esta chica hará que me vuelva totalmente loco.

—Relájate, ¿sí? —ordena—. Disfrutemos este momento.

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