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«El amor es el mejor maestro»

Vaya que es así, después de todo, ¿qué haríamos sin el amor? ¿Qué haríamos sin ese sentimiento que nos impulsa a seguir adelante? Gracias a el amor podemos levantarnos una y otra vez, no importa si es amor por algo o alguien.

El amor nos enseña a avanzar, nos enseña a enfocarnos en la meta, nos enseña a vivir nuevas experiencias, nos enseña a mirar a el mundo desde perspectivas distintas; no obstante, no todo es color de rosas... Por desgracia, también el amor es, sin lugar a dudas, un maestro imparcial. Por supuesto, te enseña a ver lo más bello de la vida, el placer de las nuevas oportunidades; pero, también te enseña lo triste y solitaria que puede llegar a ser la vida.

Te enseña día a día a vivir expectante a respuestas que quizás no lleguen, te enseña a ilusionarte desmedidamente, te enseña a vivir dentro de una burbuja... una burbuja tan frágil que, aun con el ligero soplar del viento de la realidad, podría estallar fácilmente, dando como resultado, la catástrofe de la desesperación, el tormento de la ansiedad y, asimismo el fuerte impacto de la depresión.

En mi caso, el amor me enseñó a despertarme con una sonrisa, incluso cuando no me sentía para nada bien, solo por no querer preocupar a esa chica que tanto quería. Me enseñó a caminar de cara al viento, sin importar cuánto mi cabeza se inundara de pensamientos negativos. Me enseñó a vivir para ella... Me enseñó a vivir por ella y, por desgracia, no sabía que también me enseñaría a vivir sin ella.

Viernes 17 de abril, 2015

Comienzo otro día con escasos ánimos. ¿El motivo? Las tareas próximamente me van a matar. Sabía que esta preparatoria era en demasía exigente, pero no me esperaba que lo fuera hasta tal grado. Por suerte, he podido mantenerme por encima del promedio, así que, por ese lado, no tengo que preocuparme.

Algo que, si bien no está de más mencionar, es que, desde hace una semana, Allison se ha comportado de manera extraña. Casi podría decir que me está ocultando algo, la conozco demasiado bien como para no darme cuenta. Si hoy actúa igual de extraña, le preguntaré qué le pasa.

Rápidamente me alisto y bajo a desayunar. Como era de esperarse, ya mi papá se había ido a trabajar, así que solo me encuentro en el comedor a mi mamá. La saludo con una cándida sonrisa y me dispongo a comer. Una vez termino, me marcho hacia la parada del bus.

Mientras voy de camino, decido enviarle un mensaje a Allison.

Yo: Ya es hora de despertar, bella durmiente :)

Pasan uno o dos minutos hasta que responde.

De: Allison: Ya voy a salir... Y deja de llamarme así, idiota.

Sonrío al ver su mensaje.

Así, prosigo mi camino y, cuando llego a la parada, me siento en la banca para esperar. Son la 06:35, así que es probable que el autobús tarde un poco en llegar.

Me encuentro tan perdido en mis pensamientos que no me doy cuenta de la persona que está al frente, sino hasta cuando posiciona sus manos en mis hombros.

—Oye, ¿estás bien, idiota? — pregunta Allison algo confundida.

—Sí, lo estoy, mi querida bella durmiente— respondo de manera condescendiente.

—¡Ay! ¡Ya cállate, Scott!

—Ja, ja, ja, ja, ja. Está bien, está bien. Me detendré—digo—... por ahora.

—Si sigues así, me voy a molestar— advierte.

—Uy, qué miedo— suelto de manera sarcástica.

—Te odio— dice.

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