X.II

6 2 14
                                    

Luego de tan emotivo momento, nos disponemos a hacer nuestras respectivas tareas. Mientras las hacemos, a excepción de la música, un silencio reina mi habitación, ninguno de nosotros emite palabra alguna; sin embargo, no es un silencio incomodo, al contrario, es bastante confortable. Es como si ambos estuviésemos procesando lo sucedido minutos atrás.

—Mathew—llama Allison—, ¿sabes? Lo que sucedió antes... era algo que estuve esperando desde hace un tiempo.

—Lamento haber tardado tanto, princesa— Respondo algo sonrojado.

No sé cómo explicarle que lo que me detenía para no haberlo era la incertidumbre por no saber si sería correspondido o no. Además, tampoco estaba seguro de cómo afectaría mi declaración a nuestra amistad.

—Incluso llegué a pensar que nunca lo harías—confiesa—, ¿sabes la cantidad de indirectas que tuve que hacer?

¿Cómo decirle que justo había planeado no decirle nada?, sin embargo, una vez pensé en la posibilidad de que otro llegara y la apartara de mi lado, me llené de mucho temor. No sabría qué hacer si algo así pasara.

—Lo lamento. Sabes que siempre he sido muy distraído.

Ambos reímos ante mi afirmación.

—Sí, tienes razón. Siempre lo has sido. —Menciona para luego volver a reír.

Yo me limito a verla reír. Sin duda alguna, su sonrisa es algo que quisiera proteger siempre.

—Bien, basta de sentimentalismos—suelto—, debemos de terminar nuestra tarea.

—Oh vamos, no seas aguafiestas—exclama—, ¿acaso no estás emocionado?

—Por supuesto que lo estoy, pero debemos terminar la tarea —Sugiero.

—No quiero —Indica.

—¿Ah no? —Indago confundido.

—Vamos, Mathew, podemos hacerla mañana —Suelta.

—De eso nada, Alli.

—¡Ay!, ¿por qué? —Inquiere.

—Porque aún nos falta cubrir seis asignaturas —Articulo.

—Está bien, quisquilloso —Acepta resignada.

—¿Cómo me llamaste? —Pregunto.

—Quisquilloso —Repite con altivez.

—Oh, ya verás— Pronuncio echándome sobre ella.

—¡No, Mathew, detente! —Exclama cuando comienzo a hacerle cosquillas.

—No, no me detendré— Respondo con una sonrisa.

—Está bien, está bien, ¡lo lamento! —expresa—No vuelvo a decir que eres quisquilloso.

Cuando la escucho me detengo y comienzo a reír.

—Eso ganas por llamarme así —Articulo de manera engreída.

—Sabes que no me gustan las cosquillas —Confiesa algo enojada.

Yo solamente sonrío ante su afirmación, ya que muy pocas veces puedo apreciarla actuando de forma tan tierna.

Justo en estos momentos, muchas ideas recorren mi cabeza, honestamente, debo esforzarme para poder seguir teniendo momentos tan lindos junto a ella, no pienso hacer nada indebido. La quiero solo a ella, y no para ratos, sino para pasar mi vida entera.

Reacciono cuando mi mamá, de pie junto a la puerta, simula toser.

—Vaya, parece que ya terminaron, ¿verdad? —Cuestiona de manera algo picara.

Volver a vivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora