𝙲𝚊𝚙í𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟷.

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Puros gritos se oían salir de la oficina del Hokage

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Puros gritos se oían salir de la oficina del Hokage. Una auténtica batahola se había formado entre el grupo de ninjas que acusaban sin parar al pobre Uzumaki, que lo único que podía hacer, era esconderse tras el Uchiha, mientras se tapaba los oídos.

Hiruzen mantenía sus ojos cerrados, acariciando sus sienes con una expresión de cansancio.

— ¡TODO ESTO ES TU CULPA! — gritó la Yamanaka — ¡MIRA LO QUE PROVOCASTE!

— Yo solo quería ayudar... — se defendió el chico.

— ¿Cómo vas a utilizar una técnica que no sabes para qué sirve? — preguntó Kiba frunciendo el ceño — ¡¿Estás loco o qué?! ¿Y sí nos matas a todos?

— ¡Pudiste habernos lastimado! — se quejó TenTen.

— Qué fastidio... — murmuró el Nara — En vez de gritarle a Naruto, agradézcanle. Estamos a salvo gracias a su estupidez.

— Gracias, Shika-... ¡OYE! — exclamó indignado el oji-azul.

— No era necesaria esa última parte — dijo el pelirrojo, mirando al castaño con gesto serio.

— ¿Y tú por qué le defiendes? — preguntó el Uchiha, viendo molesto a Gaara.

El oji-verde volteó hacia él con mirada sombría, pero no pronunció palabra alguna para defenderse.

— Ya paren. Por favor... — pidió el Hokage — Lo único que quiero saber, es quiénes son ustedes, y cómo llegaron hasta aquí.

— Por culpa de él — respondió Tsunade, señalando al Uzumaki molesta — Utilizó un jutsu prohibido. No sé cómo lo consiguió.

— Se lo robé al viejo Hiruzen hace tiempo. Lo tenía en una extraña caja que por algún motivo decía "prohibido tocar".

— ¿Y aún así lo agarraste? — Sasuke lo miró perplejo.

— No te hagas el digno — le reclamó el rubio, frunciendo el ceño con ambas manos en la cintura.

— No puede ser... — murmuró la Haruno atónita — Naruto...

— ¡Estábamos en medio de una guerra! — recordó el Uzumaki — ¡Madara iba a salirse con la suya!

— Por favor... — habló el Sarutobi, interrumpiendo — Salgan todos de aquí. Menos ustedes nueve — dijo señalándoles.

Los presentes obedecieron al mayor, y salieron de la oficina.

— ¿Por qué ellos se van y nosotros nos quedamos? — preguntó el oji-azul, confundido.

— Un momento, por favor — pidió el Hokage — Trae a tu esposa — ordenó volteando hacia el sensei del equipo siete.

El rubio asintió y salió rápidamente de allí.

𝙻í𝚗𝚎𝚊𝚜 𝚌𝚛𝚞𝚣𝚊𝚍𝚊𝚜『𝙾𝚋𝚒𝙺𝚊𝚔𝚊 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora