— Tranquilo — dijo el mayor, colocándole una mano en la espalda — Todo se solucionará.
— ¿Solucionar? ¿Cómo? ¿No has escuchado lo que te he dicho? — preguntó sin levantar su cabeza — Ya te lo dije, él no me quiere. No puedes hacer nada.
El adulto suspiró mirando hacia un costado y ya no dijo nada más.
Después de unos diez minutos decidió mejor darse la vuelta e irse de allí, dejando solo al chico en su misma posición.
Caminó durante un rato por las calles de la aldea, a paso lento con su mirada puesta en el suelo.
Quería encontrar una forma de ayudar a su yo pequeño, pero no se le ocurría nada. El Kakashi de ese pasado no parecía tener interés ninguno en el Uchiha. Y este último parecía haberse dado por vencido al completo.
Entonces, ¿qué podría hacer? No podía obligar al Hatake a querer al pelinegro. ¿Debería aceptar simplemente que los sentimientos del pequeño azabache no eran correspondidos?
Sí. Seguramente eso era lo que debía hacer, tal y como lo había hecho su yo pequeño. Pero no estaba dispuesto a eso.
Él ya había sufrido demasiado por amor y no dejaría que a el Uchiha le pasara lo mismo. Tal vez él no se merecía tener una vida feliz después de todo lo que había hecho.
Pero el Obito pequeño de ese lugar no había hecho nada malo. Él no tenía porqué sufrir y vivir con la tristeza. Él sí merecía ser feliz.
Aún así y aunque estaba decidido a ayudarle, no sabía cómo. Lo único que le quedaba era acudir a las mismas dos personas que habían intentado ayudarle en un principio.
Es así como cambió la dirección de sus pasos, yendo a buscar a la rubia y a la pelirosa para qué estás le ayudaran.
La Nohara veía hacia los lados con preocupación. Hacía días que no veía a uno de sus compañeros.
El pelinegro no había estado presentándose a los entrenamientos desde hacía ya más de dos semanas.
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𝙻í𝚗𝚎𝚊𝚜 𝚌𝚛𝚞𝚣𝚊𝚍𝚊𝚜『𝙾𝚋𝚒𝙺𝚊𝚔𝚊 』
RandomCuando dos líneas temporales se unen, todo se vuelve confuso. Pero no será complicado vivir así, ¿no? Al menos por el momento.