𝙲𝚊𝚙í𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟷𝟺.

769 84 75
                                    

El pelinegro caminaba por las calles de la aldea, viendo frenéticamente de un lado al otro, buscando algo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El pelinegro caminaba por las calles de la aldea, viendo frenéticamente de un lado al otro, buscando algo.

— ¿Estás bien? — preguntó la joven, parándose frente a él, obligándole a detener su paso — Te noto nervioso.

— Sí — dijo, mientras continuaba mirando hacia todos lados — No veo a Kakashi.

— ¿A Kakashi? — frunció el ceño confundida — ¿No dijiste que tenía una misión?

— Sí. Y me dijo que regresaba en dos días. Pero no está aquí.

— Tal vez se retrasó un poco. Esperemos un poco más. De seguro no tarda en llegar.

— No lo sé, Rin. Kakashi siempre es muy puntual. Tú lo sabes.

— Bueno. Para todo hay una primera vez.

El pelinegro apretó los labios, aún viendo hacia los lados. Tal vez su compañera tenía razón.

Tal vez el Hatake se abría retrasado un poco con su misión. Nunca solía hacerlo, y siempre era muy puntual. Si decía que a cierta hora llegaría, así lo haría.

Pero como la castaña había dicho, "para todo hay una primera vez". Después de todo, era mejor pensar eso que otra cosa.

Decidió esperar. Esperar un poco más, confiando en que el peliplata llegaría. Tarde, pero lo haría. 

Pero su nerviosismo comenzó a aumentar, al ver que como los días comenzaban a pasar y eso no sucedía.

Preocupado, había ido a hablar con el Hokage, queriendo saber sobre el paradero de su pareja, pero este no tenía ni idea de dónde podía estar.

Según las palabras del Sarutobi, el Hatake tendría que haber tardado como mucho, dos días. Pero ya habían pasado cuatro y él aún no volvía.

Después de esa charla, el Hokage envió a Suna un ninja, para que buscara al peliplata, y entregará una carta al Kage, preguntándole si habían visto al oji-gris y recibido el pergamino.

El ninja volvió dos días más tarde con una carta de regreso desde la aldea de la arena.

En ella, el Kage le respondía, diciendo que ya había recibió el pergamino, y que Kakashi  había llegado bien hasta la aldea, pero que se había ido de allí hacía varios días. Algo que obviamente preocupó a todos.

— Cálmate, Obito — pidió la Nohara.

— ¡¿Cómo rayos quieres que me calme?! — preguntó molesto — ¡Él nunca llegó aquí! ¿Cómo se te ocurrió enviarle solo, viejo?

— Tranquilo — dijo su versión adulta — Actuando así no vas a lograr nada.

— Claro, como a ti no te importa — murmuró enojado, cruzando sus brazos.

— Claro que me importa — susurró el mayor.

— Obito, salgamos un rato — habló la Nohara — Ven. Vamos — le jaló de la mano, al ver que no se movía.

𝙻í𝚗𝚎𝚊𝚜 𝚌𝚛𝚞𝚣𝚊𝚍𝚊𝚜『𝙾𝚋𝚒𝙺𝚊𝚔𝚊 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora