9. Las secuelas.

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España 7 de marzo. 11:45 am.

Trataba con tantas fuerzas de no respirar agitadamente y guardar silencio entre los arbustos, había un gatito con ojitos bonitos viéndolo tenso preparado para cualquier movimiento, y cuando por fin después de analizar por tanto tiempo alzó sus manos hasta el felino fue inesperadamente sujetado por unos brazos largos –¡Matt!

Se quejó –Malo.

–¿Ah?– alzó la mirada –¿Estabas acariciando a ese gatito, del tío Mangel?

Tenía el cabello oscuro y ojos verdes como dos piedras preciosas, sus manos largas y uñas pintadas con un olor a puro café, su nombre era staxx. Cargó al pequeño de máximo 3 años entre los brazos dejándolo en el pastito.

–Quiero ese gato– quejó matt con el ceño fruncido.

–Tendrías que convencer a tu tio, y a tu padre– río bajo.

–¿Donde ta?– preguntó por su padre.

–Donde está qué– no captó.

–Tu papi alexby está en el trabajo, ya te lo dije– interfirió un jóven con músculos medianos, su abdomen era perfecto y tenía la piel pálida llena de pequeñas pecas, su color de cabello era morado y al parecer lo había cortado pero aún había suficiente como para hacer una colita o dos que le encantaba a matt.

Sonrió de inmediato el pequeño niño abrazando el tobillo de su tío vegetta.

–Ah, preguntaba por alexby– resongó staxx.

Vegetta cargó al pequeño entre sus brazos dejando que aquel se acurrucara en su pecho y clavícula ronroneando, eso intentaba. Staxx se levantó de la posición incómoda plantando un beso breve en la mejilla rojita de vegetta acariciando su espalda baja.

–Deberíamos comer algo– susurró –¿Quieres comer, matt?

El pequeño asintió.

Entraron a la casa lujosa cerrando la puerta detrás, la mesa estaba servida con carne cocinada y una pila de verduras –Bon appétit.

Fargan sonrió de forma ladina sirviendo el último plato que era el de matt quien comía en otra silla pequeñita a un lado de la suya. Matt se bajó de los brazos de vegetta trepando la pierna dura de fargan abrazandolo con presión.

–¡Papi, había un tato!– exclamó sacándole una risita breve.

–¿Un tato, cómo era?– fingió sorpresa cargandolo suavemente, peinaba sus pelitos rebeldes de color café.

–Era gris y tenía ojito bonito– repitió orgulloso, fargan lo sentó en su sillita pequeña amarrando su babero a su cuellito –Quero un tato.

–Deberías pedírselo a tu papi– contestó poniendo la comidita en la mesa de la silla.

–Papi ale– sonrió el pequeño.

–Fargan, ¿cómo te va con el nuevo trabajo?– dudó vegetta sentado en la mesa, staxx mientras jugaba con la comida de su plato.

–Bien, aún no me responden la solicitud pero estos días me la van a enviar, por mientras estaré viendo más oportunidades aparte– suspiró sentándose en frente –¿Ustedes cómo van con el tema del matrimonio?

Vegetta se sonrojó bajando la cabeza.

–Lo estuvimos hablando pero en realidad no tenemos fecha– confirmó staxx tratando de cortar el pedacito de su carne sin hacer el tenedor chillar.

–Quiero que sea asombroso– jadeó el beta –¿Tú haz estado viéndote con dulce, no es así?

Fargan asintió –Es bellísima.

ⁱ ᵈⁱᵈ ⁱᵗ ᶠᵒʳ ˡᵒᵛᵉ. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora