12. Reemplazarte.

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¿cuando fue la última vez que fuiste feliz?

Él lo recordaba, recordaba ese día, la ventana estaba entreabierta, la cortina era inútil para cubrir los rayos del sol que se aseguraban de golpear todos los bordes de la habitación blanca y bien pulida, el olor podía sentirse parecido a la menta y algo de pocas cenizas, café y un toque agrio, pero no era bueno distinguiendo olores de otros. Su cabello café con pequeños rulos se movía cada vez que la poca brisa arremataba con su pelo haciéndolo sentir algo débil y un escalofrío creció en su espalda baja.

—...Wilbur— la señora era de mediana edad, de complexión media y una sonrisa totalmente horrorosa, sostenía un cuaderno y estaba casi seguro que ella solo dibujaba cosas feas en el papel en lugar de tomar apunte de sus problemas.

Como sea, estaba siendo insoportable, su voz de vieja millonaria pero que en realidad sólo era otra humilde arrogante e imbécil, ya se estaba acostumbrando a eso, a ir cada clase después de la hora de almuerzo a ver a Cecilia, incluso su nombre era patético, se arregló los lentes redondos y soltó un suspiro dulce.

Fingiendo estar bien, comentó —Hace...2 horas— respondió, no era totalmente una mentira.

—¿por qué razón?— dudó la psicóloga infantil levantando una ceja.

—Porque vi a mi novio— respondió sin vergüenza —Quackity Wembley.

—...Hemos hablado tantas veces de él— parecía agotada.

Rodó los ojos casi poniéndolos en blanco.

—Sé que parece una mala persona pero...

—Wilbur, Quackity robó, falsificó exámenes, vendió ilegalmente, fuma, es un insoportable, egocéntrico, y sólo está aquí gracias a sus padres, no creo que sea una buena influencia para usted, cariño— sonrió de forma tan incómoda que pudo jurar que la música de cassette que reproducía esa máquina chatarra se detuviera, y sólo se fue a un viaje astral por medio segundo.

—No creo que ustedes sean mejor— musitó frunciendo el ceño —Se hacen del tipo institución profesional, son un par de tarados de mierda que sobreexplotan a sus estudiantes con porquería y contratan a gente como usted que se la hacen de psicólogos pero no hacen más que tratar de esconder el problema y que no les lleguen las denuncias de los padres, ¿o le recuerdo que pasó con Kathy? ¿La chica de primero que terminó en el hospital gracias a un maestro? por lo menos agradezco que Quackity tenga los suficientes huevos para saber que esta academia de parásitos merece más que personas falsas— alzó la voz instintivamente.

—¿¡Te expulsaron?!— quackity gritó

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—¿¡Te expulsaron?!— quackity gritó.

—...al final si, se me olvidaba que a ti sólo no te echan porque tus padres básicamente le pagan a toda la Santa escuela— suspiró, los tacones bajos de sus zapatos lustrados sonaban contra la cerámica del establecimiento mientras caminaban por los pasillos.

ⁱ ᵈⁱᵈ ⁱᵗ ᶠᵒʳ ˡᵒᵛᵉ. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora