7. Castle Leoch

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Taehyung comenzó a consolar al menor como lo haría con un bebé o un niño.

Se inclinó hacia adelante, levantándose de la silla y yendo a arrullar con su brazo indemne al muchacho que se cubría la cara con ambas manos mientras sollozaba por su inexistente esposo.

Cruzó su brazo por el pecho de Jungkook, haciendo que éste afirmara su mejilla en su hombro, mientras el resto del cuerpo descansaba en el pecho desnudo del mayor.

Jeon pasó su mano izquierda por debajo del brazo y lo tomó sujetándose de él para hundir su rostro en la piel desnuda.

Olía a masculinidad.

—Shh, ya tranquilo. No llores — le susurraba con una suave voz que logró reconfortar de pronto.

Cuando ya no hubo llanto, enderezó el dorso de su cuerpo para tomar un trago de aire. Entonces Taehyung, le soltó de su agarré un momento, dándole espacio suficiente para que se girara levemente, quedando sus rostros uno frente al otro a muy pocos centímetros de distancia.

Se miraron profundamente a los ojos.

Jungkook quitó la mirada al instante. No podía hacer eso, no.

Se levantó repentinamente rompiendo el contacto por completo.

—Lo siento. No fue mi intención — comenzó a repetir una vez tras otra, secándose las lágrimas de la cara y la barbilla.

Dio tres pasos hacia atrás hasta chocar con una mesa.

—No tienes que temerme — pidió el escocés.

Se miraron tímidamente unos segundos.

Taehyung tenía su pecho desnudo, cruzado solo por un cinturón y una venda que le mantenía el brazo izquierdo pegado al cuerpo.

Su piel era tan brillante que la luz se reflejaba en él cuando entraba por la ventana.

sus hombros estaban definidos, su mentón marcado.

La sonrisa del muchacho, estaba volviendo loco a Jungkook.

—Tampoco debes temerle a nadie más en este lugar — pausó para tragar saliva por lo que iba a decir ahora — mientras permanezcas a mi lado.

—¿Y cuando no estés conmigo?

—Debes recordar que eres un inglés, en un lugar donde eso no es muy bueno. Así que intenta no estarlo — musitó acercándose para tomarle una mano.

—Gracias. Lo... haré.

—Ten cuidado. Duerme un poco, estás muy cansado — le soltó el agarre y fue a recoger su ropa en el mueble — Es probable que alguien quiera hablar contigo dentro de poco — advirtió.

—Supongo que tienes razón.

Vio como el guerrero tomaba su espada y se retiraba de la habitación con la cabeza agacha.

Medio desnudo.

La situación lo tenía sobrepasado, confundido y sin fuerzas por lo poco que ha comido durante los últimos tres días.

Se acostó y se durmió.

                                                ☀️

—¡Levántate! — oyó despertándose de golpe — ha dormido todo el día, son casi las cinco de la tarde.

Vio como las cortinas alrededor de la cama en donde estaba descansando eran abiertas por la señora Fitz quien comenzó a correr por toda la habitación, llevando jarras de agua, ropa limpia y no sabía qué más.

—Preparé caldo para ustedes en el fuego — mencionó — ¡Levántese! por favor.

Jungkook tomó la misma manta con la que se cubría en la cama y se tapó la espalda.

Danza bajo la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora