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CAPÍTULO 5: Un ángel peligroso.

Le había mencionado a mi hermana que tendría un castigo esta tarde, ella se ofreció a ayudarme pero me negué. No tiene nada que ver con esto y tampoco es su culpa.

—Bien, aquí tienes —Me dan un pincho y un balde —Recoge la basura que hay a los alrededores de la academia y tu castigo estará cumplido

Tomo el palo y el balde, me voy hacia afuera. El dia está nublado, como cuando llegué a este lugar, la niebla también se ha quedado, al parecer no quiere privarnos de su espesa compañía. Bajo las escaleras principales y camino entre las hojas, dejo el cubo a un lado y voy pinchando la basura para tirarla allí dentro. Latas, papeles, envolturas, hay cosas variadas pero no es mucho.

De la academia sale Arriane, hablando de apuestas con Roland, un poco más adelante va Daniel con Gabrielle, aquella chica rubia.

Un sonido interrumpe mi concentración en ellos, miro hacia arriba del edificio, una estatua enorme que allí hay, de un ángel, comienza a deslizarse y a caer justo sobre mi. Ahogo un grito, suelto el pincho y hago una voltereta hacia atrás. Termino sentada en el piso y la estatua que es dos o tres veces mi tamaño, cae y se rompe frente a mi.

—Lucy, ¿estás bien? —Gabrielle aparece a mi lado, arrodillada y preocupada.

—Si, creo que si.

—¿Cómo te has salvado?

—Yo... se cuidarme sola, supongo

—¿Qué pasó?, ¿hay algún herido? —Randy llega corriendo mientras me levanto.

Luego de un chequeo básico de rutina, me dicen que estoy bien y que no sufrí daños, cosa que yo ya sabía. Hablamos por un teléfono con nuestra madre pero sólo se pudo unos minutos.

—¿Quieres ir conmigo y con Penn ha hacer la tarea? —Luce me pregunta.

—Sólo si no soy una molestia

—Claro que no, vamos, su habitación es mucho mejor que la nuestra

Al llegar, la castaña de anteojos me recibió contenta, pasamos a su habitación, me senté en el piso con mis cosas, Penn en el escritorio y Luce en la cama.

—No puedo creer que tengamos que esperar una semana para hablar con ellos, ¿sabes?, ni siquiera pude decir adiós

—Pueden usar mi teléfono el martes

—No

—Luce tiene razón, no podríamos usar tu teléfono, Penn

—Si, no voy a usarlo, he estado aquí seis años, todos los que conozco están aquí y todos los que me interesan están en este cuarto

—¿Y tu familia? —Le pregunto y ella levanta los hombros.

—Si, había estado pensando en preguntarte —Luce deja de escribir y la mira mientas habla, Penn nos da la espalda y mira su cuaderno en el escritorio.

—¿Cómo terminé aquí?

—No tienes que decirnos, no es necesario —Penn se da la vuelta y nos mira.

—Bueno, después de que mis padres se separaron, ninguno de ellos quería quedarse conmigo entonces decidieron que el internado era lo mejor para mi, cuando mi madre vio el folleto de muestra donde los niños montan caballo, natación y todo eso, fue que la búsqueda terminó, me inscribí y aquí estoy

—Entonces no eres una cleptomana, maníaca, depresiva o anoréxica

—¡Lucy!

—Está bien, Luce, pero no, mi diagnóstico es mucho peor y me temo, intratable... tengo P.T.D

—¿P.T.D? —Mi hermana pregunta, yo tampoco sé que es.

—Padres totalmente desinteresados... si, mis padres apestan

—Pero tienen piscina —Suelto para relajar el ambiente.

—Pero tienen piscina —Penn asiente y sigue escribiendo.

Unas horas pasan y damos por terminada la hora de hacer tareas. Penn debía ir a la biblioteca, Luce iría a ducharse así que yo me fui con un cuaderno y un lápiz al jardín de la academia. Me siento en el suelo, apoyada en un árbol y comienzo a dibujar. Siento que me observan, busco disimuladamente hasta encontrarme con la mirada de Cam, desde el otro lado de una ventana del segundo piso. Parece estar allí sentado, sólo viéndome, sin moverse ni un centímetro. Sonríe de lado y le devuelvo la sonrisa. La muchacha de cabello corto llega a él y aparto la mirada, para seguir con mi dibujo.

Mientras tanto...

—Tienes que estar bromeando... —Molly se sienta frente a Cameron que observa a Lucy. —no me digas, ¿Cam enamorado?... hmm, eso podría hacer las cosas difíciles para ti, sólo no olvides para quien trabajas

Mientras tanto...

Veo mi dibujo, en principio quería dibujar algo otoñal pero me confundo al ver que dibujé dos ángeles, uno negro y uno blanco.

—Que extraño

Me levanto del lugar, guardo mis cosas en la mochila y voy a la clase que está por comenzar. Allí me siento a un lado de Luce y Penn, Daniel está cerca y me mira, cuando nuestras miradas se cruzan el la aparta, como si yo le desagradara. La clase termina y por alguna razón, Luce se queda hablando con Daniel. Salgo nuevamente fuera de la academia y bajo los escalones.

—Oye chica nueva, han sido días difíciles... —Veo a Cameron, el muchacho del que Arriane me pidió que me alejara, por mi propio bien. —¿ya estás planeando escaparte?

—Pues, ahora que lo dices, quizá lo haga —Se acerca a mi y me quita una hoja del cabello.

—Tu... —Me muestra un café y una bolsita de papel. —¿quieres desayunar?

—Tengo hambre pero... voy tarde a clase

—Más vale nunca que tarde

—Tienes razón, ¿a donde vamos?

Me lleva a un balcón del instituto, nos sentamos allí en la orilla, con los pies colgando. Bebe de su café y me extiende el vaso, sonrío y bebo un poco para luego dárselo a el otra vez.

—No dan este café en el comedor, ¿de dónde lo has sacado?

—Lo robé de la sala de profesores, tienen una máquina de expreso genial

—¿Qué?, eres incorregible —Ambos reímos, el no deja de mirarme y me pone un poco nerviosa, por que el es lindo, muy lindo.

—Eso me dicen todos

—No puedes saber lo que todos dicen o piensan

—No, sólo sé lo que me gusta

—Y no te importa romper las reglas

—Bueno... —Extiende su brazo por delante de mi, para alcanzar la bolsita que está a mi otro lado. Su rostro queda muy cerca del mío. —si el riesgo vale la recompensa, no veo por que no. —Niego cuando el se aleja. —¿Qué pasa contigo?, no terminas en Espada y Cruz siguiendo las reglas, ¿tienes un poco de rebelde?

Suspiro y lo miro a los ojos, ¿podía confiar en el?, no lo conozco pero algo me dice que si. Que lo haga.

FALLEN |cameron|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora