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CAPÍTULO 8: Mentira tras mentira.

Los dias pasaron y mi segunda visita al psicólogo llegó. El hombre me vuelve a dejar las pastillas en frente de mi, junto al vaso de agua.

—Así que, dime, ¿cómo fue tu primer semana en Espada y Cruz?

—Mejor de lo que esperaba, de hecho tengo buenos amigos y las clases no son tan difíciles como imaginé... —Tomo los medicamentos y los miro. —de hecho, prefiero estar aquí —Dejo el contenedor en la mesa, sonriendo muy falsamente.

—De acuerdo, ¿no hay incidentes que informar?, ¿visiones?, ¿pesadillas?

—No, nada de eso

—¿Qué pasó con los fantasmas?

—No los veo desde el incendio, ya se lo había dicho —El sonrie.

—Bien... bien —Asiento y me paro de la silla, para salir de la sala.

Luce me había recomendado la piscina. Quise intentar, hace mucho no nadaba, me vendría bien. Entro a la enorme sala y me voy hacia los vestuarios, allí hay ropa en mi casillero, me pongo la malla y con una toalla, me acerco a la piscina. Una blanca niebla flota por arriba del agua, dando la sensación de que está caliente, al entrar, me doy cuenta de que si, es una piscina climatizada. Me sumerjo completamente y vuelvo a salir, el agua me llega hasta por arriba del pecho, casi hasta el cuello, mi cabello se ha mojado completamente.

Me apoyo en una de las sogas que separan la piscina en secciones. Suspiro y dejo que el agua se lleve todos mis problemas y miedos. La gente que estaba nadando desaparece, no me doy cuenta de cuando se han ido de la piscina. Escucho que alguien entra al agua, a mi lado, pero la neblina no me deja ver quien es.

Esa persona se acerca, se convierte en una silueta entre la niebla y luego veo a Daniel, justo en frente de mi. Su cabello está empapado y no tiene camisa puesta, entonces entiendo lo que decía Luce, siento que ya lo conozco de algún lado. Observo que una gota de agua resbala por su cuello, por su pecho, allí un colgante llama mi atención y al tocarlo, veo imágenes extrañas otra vez. Veo a Daniel en un espejo, con una chica que siento que soy yo. Ellos posan para una foto y el flash me hace volver a la realidad.

—¿Qué pasa? —Su voz hace eco en la enorme y vacía sala.

—Es... te conozco, sé que es así

—Creo que esto me suena

—No, sé que mi hermana ya te lo dijo, y sé que tu le has dicho que no... pero no te creo... ¿por qué se siente esto entre nosotros?, ¿por qué veo imágenes raras cuando...

—Bueno, basta, es correcto, debí haberte dicho la verdad, como yo sé que no he sido muy amable contigo y...

—Has sido algo idiota, me apuñalaste en la clase

—Si, pero te juro que no quería hacerte daño, mira, hay una chica...

—¿Gabrielle?

—¿Qué?, no, no, ella no, se trata de alguien más, otra chica, se puede decir que ya no estoy con ella, pero aún la amo... lo que intento decir es...

—Que eres mala influencia, que estaré mejor si me alejo de ti y que sólo quieres protegerme

—Si, algo así

—No es tan fácil, no puedes decirle a alguien con quién estar

—Si, pero ojalá todo fuera diferente

—La diferencia la hace uno mismo, con hechos, si algo te da miedo, cierra los ojos, hazlo, y si te vas a arrepentir de ello, hazlo luego

—Creo que tienes razón —Sin decir más, el rubio se acerca los pocos centímetros que nos separan, me toma de las mejillas he intenta juntar nuestros labios en un beso. La emoción se acumula en mi interior pero todo se desvanece unos segundos después, el se separa de mi tan rápido como cuando se acerco, me mira tristemente y niega con la cabeza mientras suspira. Se unde en el agua, nada hacia el final de la piscina y la niebla se lo lleva. Suspiro y me salgo del agua, me coloco la toalla en el cuerpo y camino hacia los vestidores, para cambiarme. No entendía que había pasado y tampoco entendía su arrepentimiento tan repentino. Igualmente, no sé por que iba a aceptar su beso. Se supone que Daniel le gusta a mi hermana, eso no es correcto.

Luego de lo que había pasado con Molly en la fiesta, no podía sacarme de la cabeza aquél incidente.

Era una noche tranquila, vi a mi hermana subir a la cabaña, con Trevor, ese chico jamás me había caído bien, así que los seguí. Ellos estaban en el sofá, la ira comenzó a crecer en mi pecho, no sabía por que mi hermana había aceptado estar con el luego de que la haya ignorado todo el año. Apreté mis puños y ahogue un grito cuando todo se envolvió en llamas, quería sacar a mi hermana de allí y sin saber como, Luce estaba fuera, pero Trevor no. Muchos me culparon del incidente, muchos otros culparon a Luce. Nosotras sabemos que no fue intencional de parte de ninguna, pero no sabemos qué pasó ni quién lo hizo.

Al siguiente día, fui a mi clase de religión, esta vez en la biblioteca. Al parecer Cam no se saltaria esta clase, cuando entré, el estaba allí. Me siento en uno de los sofa-silla individuales y la clase comienza.

—La última vez, estuvimos discutiendo como fue el orgullo de Lucifer lo que llevó a la caida, si, entonces, ¿quién puede traducir?... Humilitas homines sanctis angelis similes facit, et superbia ex angelis demones facit... ¿nadie?.

—Es la humildad quien hace ángeles a los hombres y el orgullo convierte los ángeles en demonios —Luego de hablar me doy cuenta de lo que estaba haciendo.

—Tenemos a una estudiosa de Latín entre nosotros

—En realidad nunca estudié Latín, sólo entendí lo que usted dijo como si fuera español

Todos me miran extraño pero la señorita Sophia decide seguir con la clase. Daniel no me quita la vista, como si yo fuera un bicho raro.

FALLEN |cameron|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora