Si no me amas, finge hacerlo. // Felinette

Sentimientos ocultos

Pov Marinette

Mis palabras no me atormentan, no me avergüenzan. Salen en un susurro, tan naturales que me aterran. Cómo si quisieran revelar todo lo que mi corazón esconde. 

—Te amo... 

—De todas tus mentiras, esta es la más bonita. 

Una mentira. Tal vez lo fuera, pero ya no estoy tan segura de ello. Sé que ya no le odio, ¿Cómo podría hacerlo?

Lo he intentado con todas mis fuerzas, y lo único que he conseguido es que el odio me explote en la cara. Y ya no existe, a pesar de seguir fingiendo que lo hace. 

Tal vez todavía quiero a Adrien, tal vez aún me duele verle con otra persona y saber que sólo he sido utilizada, sólo un simple pasatiempo para él. Sí, todavía siento algo por él. Pero ya no le amo, no como antes. 

Ya no tartamudeo cuando le veo, su presencia no me hace sonrojar y su tacto no eriza mi piel. Nada de eso me pasa, al menos, no con él. 

Y tal vez nunca haya querido enamorarme de Félix, tal vez siempre lo vi arrogante, egocéntrico y egoísta.

Quizá no pude ver más allá de su muro, o quizá acabo de hacerlo, por segunda vez. Tal vez no es sólo el alcohol o la fiesta, tal vez, éste es él.

Lo que él no sabe, es que me enamoré de aquel extraño que conocí en el evento hace dos semanas. Me enamoré de su forma de pensar y ver el mundo, de aquel chico que robó una moto para llevarme por todo París de madrugada, aquel que me mostró su lado más vulnerable, a pesar de odiarme. 

Tal vez mi corazón se olvidó de Adrien en ese momento, y Félix se coló en aquel hueco sin siquiera darme cuenta. 

Pensé que, si de algún modo llegaba a encontrarme de nuevo con aquel extraño que robó lo que quedaba de mi roto corazón, estaría completamente perdida. 

Ahora, el hombre que tenía frente a mi me miraba cómo si yo fuera su vida entera. 

Él se perdió en mis ojos, y yo me encontré en los suyos.

—Y si yo no soy el amor de tu vida, Marinette... —susurró, erizando mi piel— Confúndeme con él. 

Tal vez y sólo tal vez, no estoy del todo perdida. 

Me rendí ante él, fui completamente suya, y lo sentí completamente mío. Jamás pensé que el momento más excitante, hermoso y perfecto de mi vida, me lo concedería Félix. Pero así fue, y muy a mi pesar, no me arrepiento de ello. 

Después de escuchar a Adrien decir que quería pasar la noche conmigo, tras haber besado a Kagami, sentí que volver a la fiesta había sido una pésima idea.

Mi corazón dolía, no por que quisiera pasar la noche con él, sino porque me sentía utilizada. 

Y la verdad, es que tampoco quería pasar la noche con él. Con quien en realidad quería hacerlo, era con el hombre que tan descuidadamente me había entregado su corazón hacía unos minutos, con quien quería volver a pasar la mejor noche de mi vida, a pesar de que ya lo era. 

Ahora, Félix me guía por la mansión hacia algún lugar dónde, según él, 'es mejor que esa estúpida fiesta'. 

—¿A dónde me llevas? 

Me guía a través de unas escaleras ubicadas en la parte trasera de la mansión, hacia una especie de sótano subterráneo. 

—Hay dos plantas bajas en esta mansión —explica—, vamos a una de ellas. 

—¿Y la otra?

—La otra... digamos que te la enseñaré mañana —dice nervioso, pero no me da tiempo a preguntar por qué lo está.