Pov Félix
La sola idea de que mi primo hubiera besado los labios de Marinette me ponía enfermo de celos. Ahora que sé que no llegó a hacerlo, un enorme alivio recorre todo mi cuerpo.
Desde que descubrí la razón de mi odio hacia Marinette, no puedo parar de pensar en ella. No sale de mi cabeza, no sale de mi vista. No sale de mi corazón.
Ahora estamos sentados en el sofá de mi habitación, en la habitación de invitados dentro de la mansión todavía. Tras ver como Adrien hacía trizas su corazón en un segundo, la he traído aquí, conmigo. La he alejado de él, y de sus falsas esperanzas e ilusiones.
Ahora, la heroína más valiente de París se derrumba frente a mí en un mar de lágrimas, me muestra su lado más vulnerable, mientras yo la abrazo contra mi pecho.
Tenía objetivos para esta noche. Tenía que rebuscar por toda la casa por posibles pistas o misteriosos planes de mi tío, el villano lunático. Pero ahora, por ahora, ella es mi prioridad. Y me doy cuenta, de que lo ha sido desde el día en el que la conocí.
—Me dijo que quería pasar la noche conmigo —dice ella. Se carcajea de forma sarcástica—. ¿Por qué no con las dos, ya puestos?
—Es un imbécil que no merece una sola de tus lágrimas.
Acaricio sus suaves cabellos. Le quito el sombrero y las gafas para más comodidad.
—Lleva dos semanas mostrando interés en mi, casi me besa en el baño —continúa ella—. No entiendo nada de esto. ¿Estaba jugando conmigo? ¿Con las dos? ¿O incluso con las tres? Sea quién sea de quien está enamorado, no somos ninguna de nosotras.
—En realidad... —suspiro. Sé que me arrepentiré por esto—. Eres tú de quién está enamorado, solo que él no sabe que eres tú bajo la máscara.
—Estás diciendo que... —se carcajea y se aleja de mi, arrimándose en el sofá—. ¿Ladybug?
—Sí —me rio con ella.
—Sea lo que sea lo que siente por ella, eso no es amor. —dice ella. Sus risas cesan, así como las mías.
—¿Por qué dices eso? —pregunto, curioso.
—¿Es amor si no puedes reconocer a la persona a la que amas tras la máscara? ¿O bajo ella? —suspira— ¿Es amor si amas sólo una de ambas mitades?
—Tal vez tengas razón —no sé qué responderle, no sé qué confesar.
—Adrien no me ama a mi, y no ama a Ladybug, porque ninguna de ellas es mi verdadero yo.
—¿Y cuál es, entonces?
—Nadie podrá amarme nunca, nadie me verá completa —se tumba sobre el sofá—. Tan solo una persona me conoce tal y como soy. Y me odia.
—No creo que nadie sea capaz de odiarte —respondo sinceramente.
—Tú lo haces. Tú me odias. —dice ella, con la mirada clavada en el techo.
Si ella supiera lo que siento en realidad, no sé si se alegraría por no odiarla, o se decepcionaría porque yo no soy la persona de quien ella quiere una confesión.
—¿Qué importa lo que yo sienta? —pregunto algo nervioso. Ella se endereza y quedamos sentados frente a frente. Me mira directamente a los ojos y me pierdo en sus zafiros. Me atrapa, como un rehén.
—¿Por qué me odias tanto? —reclama—. Dime por qué me odias.
—No tengo por qué decírtelo —me cruzo de brazos.
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Si no me amas, finge hacerlo. // Felinette
Fiksi PenggemarÉl se perdió en mis ojos, y yo me encontré en los suyos. -Y si yo no soy el amor de tu vida, Marinette... -susurró, erizando mi piel- Confúndeme con él. ----------------------------------------------------------------------- Marinette y Félix compa...