Secretos revelados

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Pov Félix

La almohada a la que abrazo es más suave de lo normal. Y huele bien, muy muy bien.

Algo no está como siempre.

Abro los ojos despacio, todavía me pesan los párpados. Pese a que ya es de día, los rayos de luz todavía no llegan a la cama.

Me agarro mejor a la almohada y entonces me doy cuenta: no es una almohada, sino una chica.

¿Una chica? ¿En mi habitación? ¿En mi cama?

—¿Qué...? —murmuro para mí mismo, todavía con la voz ronca.

Solo es cuando me fijo en ella que logro relajarme. Es Marinette.

Aunque mi calma dura solo unos segundos.

¿Marinette? ¿En mi cama?

Recuerdo la noche anterior y vuelvo a tranquilizarme. Recuerdo pasar la noche con ella, entregarme a ella en cuerpo y alma y no querer que terminase ese momento.

Recuerdo cuando le dije que la amaba.

Recuerdo cuando me dijo que me quería.

La última noche que dormí junto a ella desperté en una cama vacía. Ahora, despierto abrazandola, y ella me abraza a mi.

Aparto algunos cabellos de su rostro y los coloco tras su oreja, pudiendo verla mejor. Está tan guapa...

Se la ve tan tranquila, con la boca entreabierta y su pecho inflándose y desinflándose despacio, al ritmo de su respiración.

Se la ve en paz, por un momento, su vida parece tranquila.

Quiero seguir viendo cómo duerme, quiero seguir teniendola entre mis brazos, quiero despertar cada mañana junto a ella.

Pese a que sé que probablemente salte de la cama y salga corriendo al despertarse, no aguanto otro segundo más sin volver a besarla.

Ahueco mi rostro en el hueco de su cuello y reparto pequeños besos sobre él, y sobre su mejilla.

Ella gruñe, todavía medio dormida, pero se despierta poco a poco.

Aún sin abrir los ojos posa una mano en mis cabellos y los acaricia suavemente.

Así que esto es lo que se siente al despertar junto a la persona que amas, al tener a alguien contigo. Es una sensación preciosa, quién lo diría.

No sé cómo ha ocurrido todo tan rápido, cómo en tan poco tiempo me siento tan atrapado y tan libre con ella al mismo tiempo.

Siento que le pertenezco completamente. Siento que ella es la dueña de mi corazón y de todos mis deseos, y le daría el mundo entero si me lo pidiera.

Marinette abre los ojos lentamente, todavía parece cansada. Sonrío al verla despertar.

—Buenos días, amor.

Se gira de golpe, asombrada, tal vez asustada incluso, apoya sus manos sobre la cama y me mira fijamente. Sus ojos, completamente abiertos, así como su boca.

Oh oh, aquí viene. El arrepentimiento.

No dice una palabra y yo tampoco lo hago. No sabía que un minuto pudiera ser tan largo hasta ahora. El silencio cada vez me pone más nervioso, no sé en qué está pensando.

Seguramente trate de averiguar cómo huir de aquí ahora, cómo salir sin ser vista o...

Ella sonríe de repente, y empieza a reír.

No entiendo nada.

—¿Marinette?

—¡Félix! —exclama ella, todavía riendo.

Si no me amas, finge hacerlo. // FelinetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora