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En el cielo no se podía ver rastro de calidez, porque el invierno apenas daba sus primeros pasos. El viento golpeaba fuertemente las ramas de los árboles y una lluvia de hojas muertas comenzaba, dejando un aviso de que octubre estaba por morir, como todos los años atrás.

Katsuki observaba desde la ventana, el cielo lleno de nubes grises y pesadas. Sabía que volvería a llover y esto no lo escandalizó. Pues toda su vida le pertenecía a su habitación. Todas sus experiencias, recuerdos, propósitos, anhelos; los encerró en su armario y trató de continuar con su vida adulta que, para él, había comenzado apenas a los 20 años.

Sus padres se divorciaron cuando tenía 8 años y la decisión de que se quedara con su padre, fue principalmente de la omega ceniza dominante. Su padre como en todas las decisiones que tomaba su esposa, solo terminó por bajar la cabeza para buscar la mirada siempre confusa de su pequeño cachorro.

El motivo de su separación era por el extraño olor insoportable que tres años atrás había comenzado a manifestar. Su padre, a pesar de vivir la separación de su esposa, todavía seguía conservando el mismo cariño hacia ella. Al llegar del trabajo y mirar a su cachorro, le enternecía que este conservara los mismos rasgos de ella. Su pequeño cachorro era tan precioso y tierno. Siempre lo iba a querer sobre cualquier cosa. Juró desde la escasa voz dominante, que iba a sacar las garras por él cuando lo necesitara. Se volvería un padre fuerte para él.

Pero no siempre podía estar a su alcance para protegerlo. En su escuela también comenzaban a excluir y maltratar a su cachorro. Conocía muy bien que Bakugo estaba tratando de lidiar con todos, pero llegó el día que se cansó de esperar que algo fuera diferente para él y decidió dejar la escuela presencial.

Aquél día llegó con un largo hilo rojo bajando de su nariz y un brote interminable de lágrimas escurriendo por su barbilla hasta caer al suelo. No alcanzaba limpiar todo de su rostro con sus manitas. Sentía vergüenza que su padre lo fuera a ver de esta forma tan débil siendo él un omega con rasgos dominantes. Pero los sentimientos se estaban desbordando, podía observar siempre las ventanas abiertas de su hogar con los rayos del cálido sol radiante, siempre se había preguntado cómo era el olor del sol. Trato de aspirar el olor a comida y verduras cocidas.

Sabía que su padre ya estaba en la cocina haciendo su trabajo. Trató de armonizar su respiración con la cálida bienvenida de su hogar pero no logró disimular sus emociones. Su aroma llegó rápido a cualquier rincón de su hogar con tres veces más intensidad de lo normal, su padre arrugó la nariz y se dió cuenta que algo andaba mal con su cachorro.

-Baku, ¿Ya llegaste de la escuela? -buscó por la sala a su pequeño, pero no lo encontró por ningún lugar -¿Dónde estás pequeño?

Se estaba mareando con el olor, sabía reconocer cuando su hijo estaba pasando por una ácida tristeza.

Sin recibir respuesta, el alfa comenzó a tocar las paredes y los sillones del lugar con las manos, también liberando su aroma a lavanda con leche. Sabía que eso iba a relajar al pequeño de cualquier emoción agobiante, aunque no pasó mucho tiempo para cuando encontró sus pequeños piecitos salir por debajo de las sillas del comedor. Y ahí trato de concentrar todo su aroma.

Katsuki se quedó congelado cuando percató el olor dominante del alfa y, al mismo tiempo, no pudo evitar bostezar. Cerró sus ojos y abrió muy grande la boca dejando ver tres colmillos. El cuarto había caído hace un par de días. Fue un largo bostezo dejando una descarga por su cuerpo y un nuevo camino de lágrimas por la sensación tan plácida. Pero al mismo tiempo odiaba el aroma de su papá. Siempre le daba bastante sueño y tranquilidad. Cuando abrió los ojos se encontró a Masaru y soltó un gruñido que para el mayor fue bastante gracioso.

Migraine [DkBk] PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora