XII

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Una persona cuerda puede distinguir entre lo real y lo irreal, al menos dentro de su entendimiento. Pero, él no podía, era incapaz de diferenciar entre lo que pasaba y lo que su cabeza imaginaba.

Se sentía solo y tan incomprendido.

Después de aquel día, donde sin querer abusó del chico que le gusta, sus ataques habían aumentado considerablemente. Faltó a la escuela por una semana entera y se la pasó encerrado en su habitación, delirando por los engaños que su mente le hacía pasar.

Su madre estaba preocupada, intentó hablar con él un par de veces, pero terminó herida. Teniendo que salir de la habitación para tratar los golpes recibidos por parte de su hijo. Se sentía una basura.

Se mecía sobre la cama, con la mirada fija en la pared, atento a lo que “pasaba” a su alrededor. Sentía como si la cama se moviera, por la ranura del armario, miles de ojos brillantes se asomaban y las pinturas que tenía colgadas salían de los cuadros y se arrastraban por el suelo, esperando a que se pusiera de pie para agarrarlo y arrastrarlo al infierno.

Se espantó en cuanto su teléfono sonó, indicando una llamada entrante. Sin saber a dónde moverse, su cabeza se sentía tan abrumada, con miles de palabras e ideas cruzando a gran velocidad frente a él. Se estiró hacia su celular y miró la pantalla brillante, todo estaba desordenado, las letras y los números se movían sin un patrón y le era difícil concentrarse en averiguar quién era el que lo llamaba.

Deslizó su dedo sobre la pantalla, buscando el círculo rojo para colgar..

—¡Izuku! —saltó sobre la cama al escuchar el grito, hace días solo escuchaba gruñidos y sonidos parecidos a los de un monstruo debajo de su cama, ¿Quién le hablaba? —¡Izuku, al fin contestas las llamadas!

Su cuerpo temblaba, pero no quería cerrar los ojos. Si lo hacía, esas criaturas que subían por la pared saltarían sobre él y lo devorarían.

—¡Soy Monoma, habla por favor, Rody y yo estamos preocupados!

Esa voz… esos nombres…

Buscó su celular de nuevo, estaba tirado en medio de la habitación. ¿Cómo llegó a ese lugar? Gateó sobre el colchón y se asomó sobre él para escuchar mejor el altavoz.

—Faltaste toda la semana, han sido días importantes para los exámenes —siguió hablando, con la esperanza de recibir, aunque sea una respuesta monosilábica —Sé que la otra vez nos peleamos bastante feo, pero sigues siendo de importancia para nosotros, Aizawa también está preocupado.

Intentó alcanzar el teléfono, pero las criaturas seguían pasando frente a él. Abrió la boca e intentó gritar su respuesta, pues no estaba seguro si ellos también escuchaban los gruñidos.

—¡No puedo ir! —admitió con temor a alterar el ambiente “calmado” de su habitación —Estoy rodeado… —susurró, ocultándose de nuevo.

Su respiración se descomponía, las criaturas comenzaban a subir por los lados de la cama y los sostenían contra el colchón. Ocultó su rostro, enterrándose en las sábanas mientras gruesas y calientes lágrimas se derramaban de sus ojos. El peso sobre él era cada vez más y más, aplastándolo y haciendo sus huesos crujir.

Fue sacudido con fuerza por alguien más mientras gritaba su nombre. Abrió los ojos para identificar de quién era la voz, pero no veía nada. Su vista ya no era siquiera borrosa, juraba que tenía los párpados abiertos, pero lo único que percibía era el color negro.

Entró en pánico cuando sintió como si la cama comenzara a hundirse y poco a poco su cuerpo se fundía con el colchón. No podía levantarse, no podía moverse, no podía hacer nada para salir de ahí. Las voces poco a poco sonaban ahogadas y se alejaban.

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⏰ Última actualización: Dec 09, 2023 ⏰

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