II

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Katsuki entró en el departamento donde al llegar inesperadamente sintió una sensación dolorosa en su interior. Un calor desmedido que le dejó los músculos de los brazos sin la fuerza para intentar moverse hacia el otro extremo del lugar.

En ese instante no sabía qué síntoma de la migraña se iba a manifestar. Se agachó tocando sus piernas para detener el hormigueo que lo estaba haciendo entrar en desesperación y en segundos comenzó a llorar con descontrol. Sentía el vapor de las lágrimas recorrer sus mejillas. Anhelando que todo fuera una ilusión, intentó mantener su postura pero sus piernas no se lo permitieron. Con una gran cantidad de ansiedad acumulada, comenzó a buscar el medicamento entre los primeros bolsillos de su abrigo.

Sacó dos pastillas después de recorrer todos sus bolsillos y se tambaleó hasta la cocina del departamento para buscar una botella de agua. Hace una hora había ingerido la misma dosis de medicamento para controlar el dolor pero al parecer no iba a ceder pronto, estaba desesperado.

Camino despacio hacia su habitación para intentar acostarse en su cama. No quería moverse demasiado porque las dolorosas punzadas le iban a quebrar la cabeza. Levantó unas hojas que el viento había botado de su escritorio y cerró las cortinas. Con todo preparado en su habitación, se aventó hacia su cama y comenzó a respirar más despacio.

Observó algunos de los pósters que tenía de su banda favorita, intentó pensar en cambiar o agregar algo más en su habitación hasta que, después de unos minutos, se quedó dormido. Katsuki estaba tratando de cambiar la dirección de sus pensamientos para no enfocarse en el dolor.

Masaru había llegado un poco tarde del trabajo. La casa tenía un olor bastante fuerte, podía sentir la carga de estrés en el aroma de su hijo, seguramente tuvo otro episodio de migraña. Había notado algo extraño en su comportamiento, no podía entender por completo a su hijo. Su cara siempre parecía inexpresiva y monótona. Las luces completamente apagadas le dieron el mismo sentimiento de hace años en su hogar. Sabía que su hijo no saldría nunca de la depresión.

Extrañaba el Bakuu que le gustaba destacar en los deportes y la escuela, el chico brillante en todas sus notas. Pero, de cualquier forma, siempre estaría para su cachorro.

Se acercó a la cocina y comenzó a preparar fideos instantáneos con verduras. Calentó un poco de té con leche condensada y miel. El agua hirviendo de la comida formaría un ambiente más cálido en la casa.

Se dirigió a su habitación y trató de escuchar por detrás de la puerta antes de abrirla. No quería recordar la última vez que entró sin avisar, cuando llegó temprano del trabajo. Sabía que su cachorro se había convertido en un adulto desde hace bastante tiempo, pero siempre se le olvidaba tocar antes de entrar.

No escuchó ningún ruido y eso le causó más incertidumbre, dió unas tres vueltas en el pasillo, armándose de valor para girar la perilla y empujar la puerta. Se había quitado los lentes por el cansancio de la vista, pero todavía podía alcanzar a ver a su cachorro durmiendo en su quinto sueño. Su respiración tranquila también le devolvió un poco de paz. Se acercó en silencio y se sentó en el borde de su cama. Observó con cuidado las cosas de su habitación, tenía libros bastante viejos en el suelo, la colección de botellas dentro de su armario y su guitarra naranja que le habían regalado a sus 15 años. Todo estaba lleno de polvo

Permaneció inmóvil y perplejo cuando observó una fotografía con su esposa y su cachorro pequeño en brazos. Se levantó y trató de poner hacia abajo el cuadro que estaba sobre el buró.

Se sobresaltó un poco cuando escucho la voz de su cachorro

-Papá, tú aroma se siente muy fuerte otra vez -dijo, no supo distinguir si lo decía con molestia o simplemente era un comentario.

Migraine [DkBk] PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora