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Después de intentar buscar sin éxito a aquel hombre que tanto ansiaba verlo en el lugar, volvió a dirigir su mirada a Wendy.

—Bien, terminemos con ésto de una vez. ¿Dónde está?— Preguntó, sin absolutamente una pizca de ansias por aquel acontecimiento que lo hizo ir hasta allí.

Wendy solo se limitó a señalar a una mesa un tanto lejana, donde en ésta se encontraba alguien sentado de espaldas, quién parecía estar concentrado y desconectado de toda acción ajena, haciendo... lo que sea que estuviera haciendo, no podía verlo bien.

Eric soltó un largo suspiro cansado; viendo el lado bueno, podría ganar dinerito fácil si tan necesitado estaba aquel chico. Sin más nada que decirle a su amiga, se fue hacia aquella mesa apartada de las demás.

Estaba un poco nervioso, algo raro en él.

—Ah, si hola, escuché que me buscabas y-

—Tú y yo, afuera. Ahora. -Habló directo y sin más nada que decir, procedió a salir por la puerta trasera del bar.

Se quedó perplejo. No tenías palabras para expresar la extrañeza de su cara, la confusión que emanaba de sus ojos y la indignación que le dio escuchar ese comentario tan directo.

¿Qué mierda le sucedía a ese estúpido?

Cartman salió por la misma puerta un par de minutos después, llegando al callejón donde botaban la basura y restos de botellas y comida. Y también donde solían quedarse algunos borrachos a dormir, ya que en su pobre estado no podían siquiera pararse e irse a sus casas. Encontrándose con el hombre que había salido antes que él, empezó a recriminarlo por su acción anterior.

—No sabes con quién te estás metiendo. ¿Me escuchaste? No puedes tratarme así a mí! Una delicada chica, que fue lo suficientemente humilde y amable viniendo hasta aquí, para que le hables de esa forma? Vaya imbécil. —Hasta decirlo parecía ofenderla a un gran punto.

Silencio absoluto. Ninguna palabra surgió por su parte en un intento de defensa o en algún siquiera intento de hablar, ese misterioso chico se mantuvo callado. A Eric le pareció una eternidad, pero por fin se dignó a decir algo.

— ¿Irene, cierto?- Preguntó casi con obviedad. —Disculpe lo anterior y todo lo sucedido, pero tenía que hablar de algo urgente con usted. Si me permite contarle, sería un gran favor.

Eric estaba a punto de hacer otra dramática escena victimizándose y culpándolo por haberlo sacado de todos sus planes de hoy, pero decidió escucharlo, así podría saber si realmente valía la pena seguir perdiendo el tiempo en ese molesto callejón apestoso a borracho y basura.

—Bien, habla. —Fue lo único que se propuso decirle.

—Verás, soy un investigador de sombrero blanco de Washington DC. Mi trabajo es estar al tanto de los sucios planes que tiene el gobierno para arruinar el país y acabar con ellos a toda costa. —Expresó, con mucho respeto y seriedad del asunto. No parecía una broma.

Extrañada y ciertamente escéptico, miró a ese hombre, aún de nombre desconocido con algo de confusión y preocupación en sus ojitos tapados por lentes de contacto de un solo color, tapando así su heterocromía.

—Ajá, ¿Y yo qué tengo que ver con ésto?— Dijo, cruzándose de brazos, interrogando al chico que, ahora pudo ver bien una vez que éste se le acercó.

—Bueno, tenemos cierta información de que tú has estado en sitios y reuniones privadas con políticos en islas, mansiones y hoteles de suma privacidad. ¿Es eso cierto?

Todo empezaba a tornar un rumbo más extraño, y las cientos de ideas que ahora vagaban por su cabeza no le estaban gustando. Ya sabía más o menos de qué se trataba todo este asunto.

GOVERNMENT HOOKERS - Kyman Donde viven las historias. Descúbrelo ahora