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El sonido de la música y de la gente que aún se mantenía ahí en el burdel, festejando, bailando, dejándose llevar por las prostitutas se escuchaba a lo lejos, como si se concentrara en un solo lugar. Y Eric y Kyle tenían mucho que decirse el uno al otro. Sus misiones (realmente, la misión de Cartman, ya que Kyle ni siquiera había confirmado que haría tal cosa o que le prestaría atención al asunto de esta chica tan... interesante) habían comenzado desde el momento en el que cruzaron miradas.

—Entonces, ¿te conozco? —Preguntaba Kyle por segunda vez consecutiva.

—Créeme, corazón: si me hubieras conocido de antes, no habrías olvidado nunca mi cara. —Sí, definitivamente era una persona narcisista de mierda y se le salía de a ratos, pero esta vez parecía que lo hizo para molestarlo. Es como si el Cartman de diez años reconociera a Kyle y quisiera molestarlo nuevamente.

Broflovski hizo una breve mueca que mostraba quizás desagrado, por la poca seriedad que esta chica había puesto. Familiar, pensó.

¿Por qué recuerdos difusos de haber visto su cara antes rondaban su cabeza? ésto era algo más que habérsela encontrado en un prostíbulo ilegal o en una fiesta privada de las suyas. Si hubiera sido así, se acordaría de ella, se acordaría de sus facciones y de lo familiar que es esa personalidad desagradable a la vista si no estás acostumbrado a oír tales palabras tan seguido.

Kyle negó con la cabeza, nuevamente haciéndole saber a Eric que no la reconocía, incluso por más empeño que parecía estarle poniendo.

—Es una pena, porque yo sí te conozco perfectamente, Sr.Broflovski.

Cartman, en el fondo se sentía un tanto decepcionado del asunto, de que Kyle se había olvidado tanto de él, quizás incluso semanas después de haberse marchado. Pero qué mierda le importaba ahora, su misión era joderle la vida y sus planes a cambio de lo que quisiera, y si no lo reconocía, quizás era mejor así.

Kyle se acariciaba el mentón, buscando en lo más profundo de sus memorias, tan lejos que llegó a su niñez. Por lo demás que le había contado Clyde, según se había criado en el mismo pueblo que ellos, lo extraño fue que Irene no parece haber indagado mucho en el tema y a Clyde no haberle importado lo suficiente para preguntar. Pensó, y pensó. Vecinos, compañeros, familia, amigos... enemigos.

Espera un minuto... ¡A la mierda! No podía ser posible: un nombre, una cara y una voz insultando a su etnia vinieron a su mente como si de obviedad se tratase. "Eric Cartman"

De manera casi imposible, volteó a ver a la chica que estaba al frente de él, aún mirándolo, con una expresión de falsa inocencia y, ¿como no pudo notarlo antes? era él en su máxima expresión. Sus facciones, su hosca personalidad, sus ojos bicolor intensos que soltaban de manera silenciosa las más crueles palabras. Era él, de nuevo se encontraba frente a la persona menos deseable de encontrar.

Pero algo había cambiado en Eric, y no nada más era físicamente, sino que de cierta forma... parecía que había cambiado su personalidad a una más tranquila y quizás más tratable. Cualquier otra persona no se daría cuenta, pero Kyle es observador y le gusta analizar cada situación con calma, entonces lentamente se percataba de que la mirada de Cartman era más suave, más... (mierda, qué jodidamente extraño sonaba) pacífica.

—¿Ocurre algo?  —Preguntó preocupado, llevaban rato observándolo y eso le ponía nervioso y fuera de su papel.

—No, no ocurre nada...Cartman.

Irene se sobresaltó de la sorpresa que le generó escuchar su apellido saliendo de los labios de Broflovski. Sonrió, justo después de recomponerse. ¡Bingo!

—Bien, Khal, me descubriste... —Musitó, levantándose de su silla, alejándose de la mesa en donde estaban para acercarse a la barra y dejar la copa vacía de un trago que había pedido. Kyle la siguió segundos después.

GOVERNMENT HOOKERS - Kyman Donde viven las historias. Descúbrelo ahora