CAPITULO 12

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You Belong With Me

G A V I

Observo a Sam, sus lindos ojos cafés que brillan como la luz de la mañana, aquellos que derriten a cualquier persona que desee.

No creo poder olvidar aquellos primeros días en los que nos conocimos. Nos odiábamos, no podíamos soportarnos. Siempre que teníamos una charla, terminábamos peleando.

La primera vez que la vi le arruiné su proyecto de fotografía para la universidad. Me insulto y me trató mal por semanas, y me jodía porque era atractiva y aveces soñaba con tenerla en mis brazos, sin que me jodiera con un puto insulto.

Los dos no queríamos pensar en el amor y estábamos con miedo a enamorarnos por la simple razón de que teníamos miedo de salir lastimados. Nos enamoramos y juntos aprendimos que la idea que teníamos del amor, no era la verdadera. Recorrimos caminos que nos hicieron saber que el dolor hacia del amor lo que era, que el dolor era una necesidad para saber que era tener amor.

La quiero mucho más de lo que creen. Ya no la amo como lo llegué a hacer, pero no tengo ninguna duda en saber que siempre estará presente en mi vida. Me demostró que no todo lo que tiene que ver con el amor es agridulce, descubrí que el amor es dulce y suave. Justo como un pancake, el pancake se acaba, pero siempre disfrutas del sabor que tiene.

Agarró un pedazo de pan para salir de mis pensamientos y lo llevo a mi boca con el pensamiento perdido la pregunta de ¿Mi antigua relación será igual a la próxima que viene?

Deseo que sí.

Salgo de mis pensamientos cuando logro divisar a una linda castaña acercarse a mi... o bueno a nuestra mesa.

—Pero solo mírate— me susurra Sam — esos ojos brillan al ver a cierta persona— canturrea coqueta.

Le dedico una mala mirada y vuelvo a observar a Emma quien llega a sentarse a mi lado.

Emma pasa sus ojos por los míos y luego por los de Sam con cierta curiosidad.

—¿Ustedes de que hablaban?— la castaña me quita un poco de mi latte.

Hago que me ofendo por arrebatar mi bebida y se la vuelvo a quitar rápidamente.

—De absolutamente nada— la cortó.

Ella me mira sin aún creerme y mira Sam quién esquiva su mirada.

—Facil. Hablaban de lo enamorado que está Gavira— se mete Cata con una sonrisa ladina.

—No podrías haberte mantenido fuera de la conversación. Chismosa.

—Para tu información no soy chismosa, soy informativa— se le ocurre.

Emma ríe de forma baja y luego apoya su cabeza en mi hombro.

—¿Quién es la afortunada?— pregunta entrecerrando sus ojos.

—Te juro que no se de qué hablan— me hago el desentendido de la conversación.

Ella me sonríe con gracia y me pega en el hombro.

—Merezco saberlo— se hace la indignada— ¡Soy tu mejor amiga!

¿Mejor amiga? O ¿follamigos?

—No la conoces— miento.

Claro que lo hace.

—Es de Sevilla.

Corrección, es de Buenos Aires y eso ni siquiera está en España

—tiene veinte años, al igual que yo.

Primera Vez| Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora