CAPITULO 8

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E M M A

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E M M A

Me veo en el espejo con un poco de decepción, mientras pasó la brocha suavemente por mis pómulos para terminar de maquillarme.

Cierro mis ojos un momento, dejando la brocha de lado para esconder mi cara entre mis manos y pensar en las palabras que ayer me dijo Gavi, mientras me traía a casa.

No sé si sea una muy buena opción dejar a Derek, ¿Por qué lo debo hacer?, acaso hago caso a las razones de Pablo y dejo a Derek.

Mi situación en definitiva es una mierda.

Un sonido en la puerta hace que salga de mi escondite "improvisado" y guardo todo el maquillaje rápidamente en los cajones del tocador antes de anunciar que podía pasar.

Me miró de nuevo en el espejo para ver mediante el reflejo quién entro y me encuentro con Derek dirigiéndose a mi con una sonrisa y una bandeja con lo que al parecer es mi desayuno.

Cuándo el llega hasta mí, yo sigo observándolo con precaución a través del espejo y evado el beso que me quiere dar en la mejilla, después de haber dejado mi desayuno en donde antes se encontraba mi maquillaje.

—¡Hey!,¿Qué sucede?— pregunta al ver que estoy aplicando la ley del hielo.

Yo sigo ignorándolo, que el se irrita y le da la vuelta a la silla giratoria en la que estoy sentada.

—¿Es por lo que pasó ayer o por lo que te dijo ese petit garçon cuando estuvo contigo en el auto?—pregunta cambiando su tono de voz, de uno suave a uno fuerte.

Pongo los ojos en blanco y me cruzo de brazos para desafiarlo con la mirada oscura de mis ojos castaños.

—Primero que todo, Pablo no es ningún niñato y segundo, Pablo no afecta en las decisiones que yo tomó—defiendo a mi amigo sin dudarlo.

—¿Entonces que te hace actuar de esa manera?, jamás me habías tratado así— me señala con su dedo.

Suelto un suspiro y luego formó una sonrisa con sarcasmo.

—Siempre hay primeras veces, amour—le digo antes de levantarme e ir hasta la puerta para abrirla— necesito estar a solas y por cierto no tengo hambre, puedes llevarte el desayuno.

El me mira unos cuantos segundos en un estado de trance e impresión, para luego cambiar su mirada a una que expresa rabia y fastidio.

Derek se dirige a mi y se pone en frente mío para tomar mi hombro y formar una pequeña sonrisa.

—¿Te crees con más derecho que yo por ser hija de Leo Messi?, que poca humildad por parte tuya Emma. Ahora entiendo la razón por la cual ya no querían a tu familia en París— habla con una sonrisa perfecta antes de salir.

Me quedó con el pomo de la puerta en la mano y la mirada perdida en la pared que tengo frente a mi.

¿Acaso dijo que me creo más por mi padre?,¿Por el dinero de mi padre?

Primera Vez| Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora