Fairy Tales •|Volturi Kings|

Chapter Eight

— Sí, más fuerte, Caius - Daniel gritaba, su pequeño cuerpo acostado en la cama, presionado por el de Caius, la casa vacía a excepción de ellos dos.

— Creía que te ibas a tomar tu tiempo para ver si esto podría llegar a funcionar. - soltó Caius entre gruñidos y jadeos, en ningún momento dejó de embestir.

— ¡Cállate y fóllame más fuerte! ¡Más rápido!

La escena en concreto se desarrolla exactamente 2 horas después de la pequeña conversación de los reyes Volturi con Daniel. Aro y Marcus habían salido a darle una visita rápida a los Cullen, visita a la que Caius se negaba a ir rotundamente. La casa estaba sola a excepción de ellos, un coqueteo aquí, otro por allá, una cosa llevó a la otra y ahora Daniel estaba con las piernas abiertas a entera y completa disposición de Caius.

Al menos se podría decir que tuvo una primera vez con Caius bonita, a pesar del trato rudo, el comienzo fue agradable y delicado.

Daniel se sentía en el cielo y no estaba seguro de querer salir de él todavía.

— ¡Cariño, ya llegamos! - se escuchó una voz femenina gritar desde abajo, Daniel pegó un brinco por el susto y se separó de Caius automáticamente.

— ¿Daniel? ¿Dónde estás? - esta vez habló una voz masculina, mucho más fuerte y áspera que la primera, era una voz autoritaria y demandante.

— ¿Quién carajo son estos humanos? ¿Qué demonios hacen aquí? - había preguntado Caius con rabia, sus ojos negros por el enfado, parecía listo para matar en cualquier momento.

— ¡Maldición Caius, son mis padres! - Daniel se veía agobiado y nervioso, su cara completamente pálida.

— ¿¡Qué?! ¿Cómo que tus padres?

— ¡Sí, mis padres! Se suponía que estaban de vacaciones, no deberían de llegar hasta el domingo.

—... Daniel - la voz de mujer volvió a sonar, esta vez más cerca de la habitación de Daniel, se podían escuchar sus pasos subiendo por las escaleras.

— Joder, Caius escóndete.

— ¿Dónde se supone que me voy a esconder? Todavía estoy desnudo.

— Daniel, cielo. ¿Estás ahí? - su madre estaba cada vez más cerca de la habitación. Daniel estaba empezando a entrar en pánico.

— Sí mamá. Aquí estoy.

Cuando la manilla de la puerta se giró, la madre de Daniel entró entonces en la habitación. No había ni una pista de que alguien más se encontrase dentro, solo Daniel con un par de boxers debajo de las sábanas.

— Cielo. Aquí estás. ¿Qué haces todavía en la cama? Tu cuarto también es un desastre. - pronunció la mamá de Daniel, sus ojos inspeccionando la habitación y arrugando la nariz ante el desorden.

— ¿Qué hacen tú y papá aquí? - Daniel ignoró la pregunta de su madre — Todavía faltaban cuatro días para su regreso de visitar a la abuela en Caracas.

— Tienes razón pero tu padre y yo te extrañamos demasiado. Visitar a la familia en Venezuela no es lo mismo si tú no estás con nosotros.

— Ya... Tú lo que te aburriste de soportar a las primas y a la tía Adelaida y decidiste volver temprano. - dijo Daniel con burla.

— Como me conoces hijo mío pero te traje recuerdos del viaje.

— ¿¡Enserio?! - Daniel se emocionó más de lo que debería. — ¡Damelos ahora!

•••

Mientras tanto de que Daniel se divirtiera con el regreso de su familia, Caius que estaba sentado en un parque cercano luego de que fue hechado de la casa por la ventana, obligado a cambiarse en un arbusto y quedar empapado en medio de una lluvia torrencial hacía pucheros esperando a que sus hermanos lo recogieran luego de que saliesen de casa de los Cullen.

El muy terco les envío un mensaje de texto prefiriendo mojarse que posar un pie en la casa de esos devoradores de ardillas.

— Ese compañero mío va a pagar por esto sin duda. - Caius decía mientras hacía pucheros bajo la lluvia.

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