Chapter Thirteen

395 91 4
                                    

Para alguien que ha roto muchas parejas, acostándose con las novias de varios tipos en Forks o incluso en Seattle cuando se aventuraba a pasar unos días en la ciudad, Daniel sabe que no tiene derecho a sentirse mal. Pero en su defensa, jamás había sido el otro en un matrimonio, estaba seguro, se acordaría si hubiese estado con una mujer casada.

Y es que no es lo mismo, los noviazgos son cosas tontas, pasan un tiempo juntos, se divierten y luego lo terminan para buscar a alguien más. Si tienes suerte y encuentras a alguien lo suficientemente bueno para casarte, entonces ninguna de esas mujeres hubieran ido a la cama de Daniel bajo ningún concepto. Sin embargo un matrimonio es algo más serio, cuando te casas le prometes tu vida entera a la persona a tu lado, tu fidelidad, tu sinceridad y tu compañía desinteresada. Y despertarte un día solo para descubrir que ese alguien faltó a sus promesas tiende a doler.

Para Daniel también se siente doloroso, saber que hizo algo tan horrible como ser un rompe hogares, lo hace sentir sucio, amoral. Le provocan ganas de meterse a la ducha y restregar tanto su cuerpo hasta que borre toda huella de contacto en su piel.

Él entiende porqué enviaron a alguien a asesinarlo. Si fuese un vampiro casado por más de 2000 años, reaccionaría igual.

— No sabías nada sobre eso. Yo no lo sabía. No debes culparte. — Daniel aprecia que Bella intente animarlo, de verdad que sí, para eso había ido a su casa en primer lugar, pero después de estar cinco minutos con ella, la paranoia nubla su mente y cree que ella le miente en su cara.

— Sé que lo es, pero aún así no puedo evitar pensar de esa forma. — Daniel responde, tomando un sorbo de chocolate caliente y abrigándose más en las sábanas. Charlie está en el salón, bebiendo cerveza y dejándolos conversar tranquilos, fue muy amable con Daniel, ofreciéndole la bebida que está bebiendo y todo. Apoyando su cabeza en la cabecera de la cama de Bella, a Daniel le apetece bajar y echar un poco de esa cerveza fría en su chocolate dulce.

— No puedes predecir el futuro Daniel, ni tampoco tienes una idea muy clara sobre el mundo sobrenatural. No es tu culpa, solo fuiste engañado. — Bella le responde, apoyando su mano en la rodilla de Daniel y frotando la zona como intento de consuelo.

— Sí... — Daniel responde con la mirada perdida, luego, lentamente dirige su mirada a Bella. Ella por un momento siente que sus ojos están mirando a través de su alma. — Yo no podía predecir el futuro, ni tampoco sé mucho sobre los vampiros pero hay personas que sí saben Bella. Y como ya hemos establecido, ocultar información es mentir.

Bella tiene la decencia de al menos parecer avergonzada.

— Los Cullen no podían contarte nada al respecto, Caius los hubiera exterminado si te hubieran dicho la verdad sin su consentimiento.

— ¿Y tú? No te hubieran hecho nada, eres demasiado preciada para mí, no se arriesgarían a desagradarme.

— Yo no sabía nada, me enteré casi al mismo tiempo que tú.

— Sí, Aro me dijo lo mismo pero ya que me ha mentido tan abiertamente para su beneficio, no puedo evitar pensar que también sería capaz de mentirme ahora.

Bella suelta un suspiro herido, fija su mirada en un punto fijo detrás de Daniel y por un segundo parece que se rompe.

— No quise hacerlo. — su voz suena apagada, rota, parece que en cualquier segundo rompería a llorar. Sin embargo, Daniel no se deja manipular por lágrimas de cocodrilo, si no quería mentirle, entonces no lo habría hecho. — Pero tenía miedo por Edward. ¿Qué hubiese pasado si no pudieras contener a Caius? No quería que muriese. — ella prácticamente solloza la respuesta, toma las manos de Daniel y las aprieta suavemente contra las suyas. — Daniel, por favor, tienes que entenderlo, si estuvieras en mi lugar hubieses hecho lo mismo.

— Grande es tu audacia al asumir una cosa así, no todas las personas son de tu calaña Bella, algunas tenemos dignidad y respeto propio. — Daniel prácticamente gruñe.

— No lo entiendes porque no te has visto en mi posición. Estoy segura de que si encontrases a alguien que te amara de verdad como Edward a mí, no dudarías en sacrificar todo para protegerlo.

Daniel por un minuto pareció casi sorprendido. No podía creer lo que estaba diciendo esta estúpida.

— Dices que Caius, Aro y Marcus no me aman.

Bella pareció arrepentida por una cuestión de segundo, luego ese arrepentimiento pasó a la determinación. Su naturaleza terca no le permitiría jamás dar un paso atrás en esta situación.

— Son monstruos, no son capaces de amar. Si lo hicieran no te hubiesen mentido tan descaradamente.

Daniel sintió que se le hacía un nudo en la garganta. Fuera de la casa, se escuchó el cómo se quebraba una rama, Bella miró cautelosa hacia la ventana. Daniel no le prestó atención, no le interesaba quién estuviese fuera de todos modos.

—Dime una cosa Bella. — Daniel dijo. — Cuando tú y Alice me llevaron a Volterra, e incluso cuando los Cullen me contaron sobre ellos, sabían sobre mi posición jerárquica en esto.

Bella bajó la mirada.

— Cuando te contamos sobre los vampiros sabíamos que serías importante. Alice lo había visto. La noche en que supo que Edward estaba con los Volturi, lo supo más claro.

—Hmm... — Daniel hizo un pequeño sonido de desconcierto, bajó la mirada un segundo y cuando miró a Bella a los ojos, ella se sintió intimidada. —No tendré a nadie que me ame como Edward te ama a ti. Y créeme, estoy muy agradecido por eso, pero al menos no soy una perra llorona e hipócrita.

Bella dejó escapar un sonido ahogado, como si los insultos y blasfemias fueran puñetazos en el estómago. Daniel se puso de pie, dejando la sábana sobre la cama y la taza vacía en la mesa de noche. Se iría ahora mismo a casa, no importa que afuera estuviera tan oscuro que no pudiese ver su nariz, quien sea que haya hecho ese ruido afuera estaba allí para protegerlo de todos modos.

—Púdrete en el infierno, zorra lambiscona. Y puedes estar seguro que si antes tenías mi protección contra la ira de Caius, ahora sin duda no. Deberías empezar a cubrirte las espaldas Isabella.

Ptt: la guardia encargada de vigilar a Daniel era Jane. El sonido como de una rama partiéndose era una pequeña abolladura que hizo en la corteza del árbol donde estaba sentada.

No se olviden de votar y comentar.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 26 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Fairy Tales •|Volturi Kings|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora