Retomando el camino

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Chilli

La idea de abrir la puerta del sótano era algo que Bluey no podía borrar de su cabeza y parecía un plan simple, bajar, abrir la puerta, echar un pequeño vistazo y volver a la cama, solo que había un gran riesgo, ser descubierta por el Kelpie Rojo y Bluey, no quería correr ese riesgo, cerró sus ojos e intento volver a dormir, pero sus esfuerzos para conciliar el sueño eran inútiles.

Mente de Bluey: Tengo que saber qué hay en ese sótano. Salió de la cama y caminó por la habitación de puntitas, para evitar despertar a su madre.

Bluey ahora se encontraba en el corredor, pero la obscuridad no la dejaba ver bien.

Mente de Bluey: No puedo ver nada, si tan solo tuviera una linterna. Antes de continuar con su misión, volvió a entrar en la habitación del pequeño Kelpie Rojo, esta vez para buscar un llavero con una linterna que su amigo le mostró en una ocasión cuando se encontraban en la escuela.

Mente de Bluey: ¡La encontré! Si bien no era la linterna más potente del mundo, al menos era de ayuda.

Todas las ideas, pensamientos y planes que suenan simples, cambian cuando comenzamos su ejecución, ya que incluso llegamos a arrepentirnos de haber tomado esas decisiones y se nos abren los ojos para darnos cuenta de todo el trabajo, tiempo y esfuerzo que conllevan realmente, sin duda la mente es cruel, eso fue de lo que se dio cuenta Bluey al caminar de noche por esa casa, a veces incluso haciendo uno que otro pequeño ruido que la ponían de los nervios por creer que podría despertar al Kelpie Rojo, así fue por unos momentos asta que al fin estuvo frente a la puerta del sótano, la cual estaba cerrada con llave.

Bluey estaba a punto de darse por vencida y de regresar a dormir, pero un recuerdo con su padre paso por su cabeza.

Bandit: Olvidaste una parte, Bluey.

Bluey: Oh, ¿Tengo que limpiar cada pedacito? Ella estaba en el piso con un trapo limpiando un charco de jugo.

Bandit: Si vas a hacer algo, hazlo como se debe.

Ahora Bluey no sé y va a dar por vencida, siguió caminando por la casa en busca de las llaves, pero cuando se acerco a la sala, escucho algunos ronquidos.

Mente de Bluey: Sr. Kelpie...

El Sr. Kelpie se encontraba en el sofá durmiendo, dando uno que otro movimiento involuntario y roncando.

Incluso sabiendo que el Kelpie Rojo estaba dormido, estar cerca de él la inquietaba y para su mala suerte, también vio que las llaves estaban arriba de su cabeza, justo en un mueble.

Mente de Bluey: ¡No es justo! Apagó la linterna y se puso a gatear para ser lo más sigilosa posible, se acercó al mueble y tomo las llaves.

Mente de Bluey:¡Sí! ¡Ya las tengo! Ella ya no podía aguantar pasar ni un segundo más tan cerca del Kelpie Rojo y salió de ahí lo más rápido que pudo, sin olvidarse de ser sigilosa.

Bluey volvió a la puerta del sótano y comenzó a buscar la llave correcta, después de probar con un par, dio con la correcta y abrió la puerta.

Todo era mucho más obscuro y para empeorar la situación, algunos de los escalones crujían de lo viejo que estaban, sin duda toda experiencia para Bluey y cuando llegó al final de las escaleras, vio varias cosas viejas como algunos muebles, herramientas, barriles, etc. Nada fuera de lo común, pero algo la tomo desprevenida, ya que sintió algo peludo pasar entre sus pies que al instante la hizo soltar la linterna, cuando la volvió a levantar notó a un grupo de ratas que estaban reunidas comiendo algo.

La última nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora