Momento para descansar

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Bandit

Los constantes disparos que se escucharon en el piso de abajo hicieron que Wendy comenzara a despertarse.

Wendy: ¡Hay! Mi cabeza... Se puso de pie y aun con la contusión en su cabeza recorrió los pasillos de la casa apoyándose de las paredes, asta que llegó al primer piso.

Wendy: Bandit... creo que vi a...

Bandit aún se encontraba ahorcando
a aquel pequeño Cavapoo con el palo hockey.

Trixie: Bandit, creo que ya fue suficiente.

Wendy se acercó al heeler azul y si bien ella también se percató de la heeler gris que la miraba con enojo, le preocupaba más el estado en qué su amigo se encontraba.

Wendy: ¿Bandit?

La Chow Chow podía sentir la angustia que estaba pasando el heeler azul y trato de ayudarlo quitándole su palo de hockey, a lo que el cuerpo del pequeño Cavapoo calló al piso con Bandit de rodillas, si bien le dolió mucho tener que acabar con la vida de su mejor amigo, no se comparaba al hecho de estrangular a un pequeño que bien podría haber sido alguna de sus hijas.

El silencio habría invadido la casa de no ser por algunos ruidos que provenían de una habitación.

Chillidos de niñas pequeñas.

Judo: ¡Shhh! Guarden silenció.

Bingo con lágrimas en sus ojos: Pero mi papi está allá fuera.

Socks con lágrimas en sus ojos: Mami.

Ambas heelers se abrazaban con fuerza asustadas de todos los ruidos que habían provenido fuera de la habitación.

Con Judo no era tan diferente, solo que ella trataba de ocultarlo para calmar un poco a las pequeñas heelers.

Judo: Mamá dijo que si algo malo pasaba me mantuviera escondida asta que me encontrará, solo hay que esperar un poco más. Se sentó y abrazo sus rodillas recostando su cabeza en ellas.

Mente de Judo: Mamá, por favor, ven pronto.

Tok

Tok

Trixie: ¿Hay alguien ahí? Abrió la puerta y se encontró con las pequeñas niñas que aún tenían algo de miedo.

Socks: ¡Mami!

Bingo: ¡Tía Trixie!

Socks y la pequeña heeler naranja corriendo a abrazar a la heeler gris.

Trixie: Ya, ya no teman pequeñas. Decía mientras les acariciaba sus cabezas.

Trixie: Amm... y supongo que tú debes ser Judo, la hija de esa tal Wendy. Esa última línea la dijo entre dientes.

Judo: ¿Ella está bien?

Trixie: Sí, está en la sala con Bandit.

Judo salió de la habitación y con paso temeroso por todo el desastre de la batalla camino asta la sala, dónde encontró a su madre sentada en el sofá dándole palma ditas en la espalda al heeler azul.

Judo: ¿Mamá?

Wendy se levantó rápido del sofá moviendo de alegría su cola para después llenar de mimos a su hija.

Wendy: ¡Hay Judo! ¿Estás bien? Ella revisaba el cuerpo de su hija asegurándose de que no tuviera ningún rasguño.

Judo: Sí, cuándo aparecieron esos perros, salí corriendo a esconderme como me dijiste.

La última nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora