The Big Five: La ultima esperanza**

Todo puede pasar dentro del bosque: parte 2

Curiosamente, los mares se encontraban mas tranquilos de lo normal, el clan dumbroch había llegado al reino de arendelle sin inconveniente alguno, cosa que extrañó a Mérida, ya que todos sus viajes o eran pospuestos por tormentas, o monstruos marinos a la espera de clanes indefensos como festín.

Pero no podía pasar todo el día pensando como demonios fue que el barco llegó sano y salvo.

-Y te has de comportar,¿entendido?- Mérida saltó del susto y respondió:

-claro madre-Elinor volteó a verla con una cara ofendida, por un momento, la princesa sintió pánico al saber que aquella mirada decía firmemente «No te dije que respondieras, el hecho de que haya cambiado no cambia que debes tener algunos valores y modales», Mérida tragó saliva, y con la espalda erguida y el mentón por los aires, se levantó de la silla en la que estaba sentada durante todo el viaje, y se dirigió al hermoso y grandisimo reino de Arendelle.

Mientras tanto en la zona de descarga, El rey Hipo y su clan estaban entregando el pedido de la reina que curiosamente, había intercambiado 80 kilos de zanahorias-cosa que la princesa Anna odiaba comer- por 99 kilos de anguilas, cosa que Anna comía en abundancia y chimuelo odiaba.

-Es un honor que vengan al cumpleaños de las princesas Anna y Rapunzel, nos compla.....- Una mujer robusta con delantal azul el interrumpió.

- Hubieran visto el del año pasado,JA!, fue un desastre!, la reina elsa se enfermó y hombrecitos de nieve por todos lados bailaban!- la frase "Hombrecitos de nieve" hizo que Astrid se sobresaltara, ya que se suponia que la nieve no cobraba vida, probablemente aquella mujer estaba loca, tal vez bromeaba, no se sabia, estaba confundida.

Le lanzó una mirada a Hipo en señal de «No me dijiste que nos habían invitado a ningún lado», pero Hipo hizo caso omiso de su esposa, y descargó la ultima caja de anguilas frescas casi vivas en el muelle.

-Bien clan, volvamos a Berk- dijo al tiempo que tomaba el timón, Kai, al notar eso, corrió inmediatamente al interior de la nave, sus pelirrojas patillas estaban a punto de caerse por los nervios.

Tomo a Hipo por el hombro, el vikingo lo vio desconcertado, ¿porque haría eso aquel hombre chaparro y semi calvo? Se pregunto a si mismo.

-Patapez!- gritó, el asustadizo gordito volteó a verlo mientras sacaba el mapa de un cofre.

-Si mi capitán- respondió mandando el mapa al demonio y saludando en plan soldado.

-No leves anclas!, el amable caballero tiene algo que decirnos-

-Si mi capitan- Inmediamente, el vikingo tiró el enorme ancla negro y lleno de percebes al mar, salpicando a una sirvienta que se llevaba las cajas de anguila rápidamente para cocinarlas.

-Señor Hipo, la reina Elsa lo ha invitado, no pueden irse, la joven parecía estar muy emocionada por que su hermana conociera a todas las personas de los reinos que visitan Arendelle- Por un momento Hipo pensó que era algo ridículo como pedir un pedazo de pan triangular con queso y carnes frías encima, inmediatamente volteó a mirar a su esposa, que lo miraba preguntándose que demonios decía Kai, ya que hablaba como una mosca: Rápido y Bajo.

-¿Esta seguro de que su majestad la reina Elsa pide nuestra prescencia?- Kai sacó un pergamino amarillento, donde estaba escrita una orden con la letra de la reina, el sirviente comenzó a leerla detallada y lentamente.

-El reino de Arendelle se sentiría complacido con el clan del rey Hipo Horrendo Abadejo III si este Y su familia y amigos asistieran al cumpleaños 19 de la princesa Anna esta noche, ya que esta le tiene una estima- Astrid agarró la mano de brutacio y la apretó tan fuerte que la dejo roja como un tomate, tenia los ojos mas abiertos que las puertas de una iglesia, miraba a su esposo de celosamente, de repente, aquellos celos se apoderaron de su cuerpo, y con tono enojado dijo:-¿Como que la princesa le tiene estima a mi esposo?, ni siquiera lo conoce señor.-