Capítulo 5: Jack El Secuestrador

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Hipo se encontraba bastante cansado como para abrir los ojos, oía como el agua del mar hacía sonidos, calculó que estaba en el mar, pero el cansancio físico llegaba a ser emocional a grado que no sintió miedo.
Se levantó sin preguntarse que hacía, muy valiente de su parte, hasta que abrió los ojos.
-AAAAAAAA!- Bueno, no es normal despertar y estar en una tabla de troncos en alta mar.
El vikingo intentó correr en la tabla, pero esta se hundió con el, quien inmediatamente se puso a nadar sin rumbo.
-Thor!-
Este se sumergió para ver si de casualidad no había un barco o lancha hundidos que tal vez podría reparar con algunas rocas o corales, algo que parecía imposible pero consideró que si pudo entrenar a un dragón cuando era un escualido chico sin experiencia y dirigir una isla por 1 año desde febrero,podría hacerlo.
Nada.
Hipo subió a la superficie y tomó aire para volver a entrar.
Había arena obviamente, rocas semi purpura, conchas, algas, cangrejos, peces, mas ningun tipo de bote o madera solida que lo mantuviera vivo aunque fuera por unos minutos mientras rezaba a los dioses que no lo almorzara una bestia marina de 10 cabezas o algo parecido.
Finalmente, Hipo subió de nuevo, contemplando que estaba solo, desgraciadamente el ardor en sus ojos causado por la sal del mar le obligó a cerrarlos mientras su nariz y párpados se tornaban rojos.
Soltó un gruñido.
No tenía mas remedio que nadar sin rumbo alguno en busca de una isla.

Un molesto zumbido retumbaba en el interior de la cueva donde Elsa entraba en calor incada frente a una fogata.
-¿Porque hay tantos árboles?- preguntó Olaf mirando como el vestido que la reina se había echo con una vela de barco mojada que encontró entre los arbustos se abría dejando a la vista sus delgadas piernas y muslos.
-Hay demonios allá afuera- respondió seriamente mientras posaba sus palmas frente al fuego con cuidado de no quemarlas.
-¿Y porque no los combatimos?-
-No soy una diosa, y el fuego derrite el hielo-
El muñeco de nieve dejó de hacer preguntas, era evidente que su creadora no estaba de humor desde que no encontró a Anna en el palacio ya habitado por "demonios".
En cuanto a la reina, estaba devastada por dentro, sin su hermana, vivir no valía la pena, perderla por segunda vez dolió mas que por la primera, y para terminar de arruinar su vida, los demonios no la dejaban salir de la cueva.
-No hables mas, si te oyen pasarás de nieve a bebida, ¿Entiendes?-
Olaf asintió.
-Necesitamos comida-
"Un trineo no es digno de una princesa como " hubiera dicho Elinor al ver a su hija mayor dentro de un costal volando en un trineo con bestias peludas y serviciales.
-¿Wreew web wewo wewawo?- preguntó un yeti al otro mientras abandonaban Escocia en un trineo en compañía de un chico raro y peliblanco que no paraba de hablar.
-Si Brando, faltan 3 días ya que faltan los otros guardianes que de encuentran lejos, y ALGUIEN-le lanzó una mirada asesina al otro yeti como si tuviesen una conversación pendiente- Rompió las bolas de atajo por querer limpiarlas-
-¡Wo we wi wulwa!-
-¡Claro que lo es Clark!-
Clark gruñó en plan:No-me-heches-la-culpa!-si-tu-no-hubieras-manchado-todo-de-chocolate-no-se-habrian-roto-.
Mérida, quien estaba durmiéndose por el aburrido resongo de un tal Clark, pateó otra vez el costal en señal de que seguía ahí y que aunque no la soltarían, iba a escaparse.
-Wow!, no niña!- gritó Jack cerrando bien el costal y poniéndolo mas abajo del asiento como a una simple maleta con ropa.
-¡Tonto hijo de.....!- el espíritu de invierno pateó la bolsa en respuesta.
-Debemos lavarle la boca con jabón a esta quinceañera-
-¿Que?, soy una princesa, no una quinceañera-
-¿Tienes 15?-
-Tengo 17-
-Pues ni modo-
La pelirroja soltó otro gruñido haciendo coros a los de Brando y Clark.
-Sigamos-finalizó Jack acelerando a los renos con el látigo.

-Señorita, despierte ya....- susurró una voz gruesa en el oído de Rapunzel, quien se dio cuenta de que estaba posada en la cama de un cuarto lleno de esculturas de hielo y estanterías con Matrioskas.

-¿Huh?-abrió los ojos y se encontró con la cara de un hombre mayor y regordete, quien le dedicaba una mirada amable, igual a la que su padre le daba cuando paseaban tomados del brazo por los jardines en primavera, aquel recuerdo le entristeció algo, pero no podía seguir pensando con un aciano frente suyo.
-¿Señorita?, se desmayó cuando la encontramos, ¿Esta bien?-
-Si, estoy...- iba a completar la frase pero un elfo la distrajo comiendo galletas, ¿En donde estaba?, ¿Porque?, era un misterio.-Bien, digame donde estoy-
-En el taller de Santa Claus,digo, yo, en mi taller-
La princesa arqueó las cejas.
-¿Seguro?-
-¿Acaso parezco un mentiroso?-
-En cierto ángulo-
La sonrisa de Norte se borró un poco.
-Duerme un poco más ...-
A continuación, el anciano levantó un dedo a los elfos para que se acercaran.
-¡NO!- gritó la princesa.
-Duermanla- ordenó, al principio parecía la típica escena de cuando el villano asesinaba a uno de los protagonistas para que sus planes se hagan reales, pero en realidad, Norte estaba muy fatigado y frustrado como para lidiar con aquella princesa.


The Big Five: La ultima esperanza**Donde viven las historias. Descúbrelo ahora