The big five Capitulo 3: Perdidas y Ganancias

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Rapunzel había llegado a su reino, el viaje había sido largo y cansado y habían llegado algo tarde, pero no era problema ya que sus súbditos estaban dormidos.
-Eugene, voy a dormir- le dijo Rapunzel a su esposo mientras abandonaba la biblioteca lentamente para no hacer ruidos molestos.
-Si Rubita-

Al llegar al cuarto, Rapunzel sintió el impulso de salir a la ventana, no tenía ganas de dormir en realidad, a veces solía decirle mentirillas a Eugene para zafarse de las cosas y hacer lo que le gustaba, de repente y sin pensarlo cayó a la cama con cierta elegancia digna de una reina joven.
De repente oyó un siseo proveniente de abajo de la cama, por un momebto penso que eran inaginaciones suyas, pero no era así.
-Hola?- se asomó abajo buscando algo que siseara, pero lo único que encontró fue un piso limpio y blanco.
-Lo siento princesa- Rapunzel se levantó inmediatamente y miró a todas direcciones, presa del pánico, preguntándose si era otro ladrón o los hermanos Stabbinton o Harrington o como se llamasen
En cambio, vio a un hombre alto, feo, usando una especie de túnica negra con mangas, lo que extrañó a Rapunzel fue que tenía ojos amarillos y flotaba ligeramente.
-¿Quien sois?-
-Dejame presentarme- hizo reverencia
-Pitch Black, vengo a matarle-
La princesa, al oír cierta frase,sintió como su corazón latia tan fuerte que retumbaba en su pecho y le causaba un dolor, sin dudarlo,corrió hacia su tocador, y agarró una silla blanca, su primer instinto fue lanzarla, así que no dudo en hacerlo, pero este la esquivó rápidamente, sin más ideas, comenzó a lanzarle todo lo que encontraba: Jarrones, libros, cepillos, zapatos, incluso calcetines de Eugene.
Solo conseguía hacer que Pitch Black se acercara mas y mas.
-¡Larguese!- gritó con temblorosa voz.
-Escucha- Pitch se acercó a la princesa y le dio un ligero pellizco en la mejilla derecha-Una profecía me obliga a asesinarte-
-¿De que habla?-
-Mas o menos así: La oscuridad avanza mas y mas, la luna eligira 3 jóvenes para rescatar a los niños, matarán al hijo del rey oscuro y sera encarcelado para que pase todos sus días pagando por lo que hizo-
-Dejese de disparates, ¿como sabe que soy.....- antes de que articulara palabra, Pitch le aventó un vidrio roto del espejo en el cuello, la chica comenzo a sangrar y cayo muerta en la cama, manchando las blancas sabanas de su cama mientras cerraba los ojos lentamente, lo ultimo que logró ver fue la sinica sonrisa de su asesino

(En mi fanfic, cuando la cama del rey y la reina o del principe y la princesa tiene sabanas blancas significa que el hombre todavía no ha tocado a su mujer, creo que si es verdad, no lo se, se me vino a la mente)

En el clan dumbroch, la noche estaba mas tranquila que un koala, los animales durmian tranquilamente en sus camas de paja fresca recién cortada, el viento frío como siempre abofetaba a Mérida, y a pesar de eso, la servidumbre seguía despierta como su hubiesen tomado 50 tazas de café muy cargado.
-Buenas noches madre- dijo Mérida desde la puerta de su habitación, esbozando una sincera sonrisa a su madre, a continuacion, cerró la puerta rapidamente.

-Bueno, la noche no es eterna- suspiró, luego agarró su arco con cuidado de que no hiciera ruido, y salió de la habitación con un aire de felicidad.

El bosque se veia hermoso a esa hora,  Mérida podía ver el reflejo de la luna desde la montaña mientras cabalgaba sobre Angus con la capa puesta, sonriendole al viento con los ojos cerrados mientras el agua emitia sonidos que arrullaban su ser.

-La princesa Anna era algo torpe, no lo sé, esto de hacer amigos no se me da muy bien- le dijo la princesa a su caballo.

Angus emitió un gruñido, dando otro de sus sabios consejos de caballo.

-¡Lo sé!, ya se que no puedo vivir asi, pero ¿que hago?- un pajaro se paró sobre la cabeza de Angus, este no hizo nada ya que el sabía bien que los pajaros no hacian nada mas que picar.

El pajaro silbó.

-¡QUE BUENA IDEA!, cuando amanezca le preguntaré a mi madre, Twitter, necesito tu ayuda, la jabalí que vive junto a la cueva del norte con muchas flores,ve por 500- el animalito, al oír el mensaje, alzó vuelo tan rapido como pudo y se fue dejando un ratro de plumas tras de si, la pelirroja soltó una risita inocente.

-Hooola!- Gritó Pitch mientras agarraba el hombro de Mérida.

Esta pegó un salto.

-AH!, ¿QUIEN ES USTED SI SE PUEDE SABER?-  gritó mientras sacaba una flecha y la ponia en su arco y le apuntaba.

-Solo quería saber si aun venden osos disecados-

-¿Que?, espera, aqui, ya no hay......osos- Pitch frunció el ceño.

-¿Y ese que esta atras tuyo que es?- Mérida, desconcertada, volteó a ver tras de si, se sorprendió al ver a un enorme oso de 2 metros con cicatrices abriendo el hocico.

-AAAAAAAAAHHHHH!- la princesa quiso lanzarle una flecha, pero el oso le hizo un enorme rasguño en el estómago, Angus se puso de pie y relinchó dle susto, luego se fue corriendo y dejó a su dueña en medio del hombre y el animal.

El rey Hipo estaba dormido, junto a su esposa Astrid, quien dormía comodamente con una bata  tribal hecha de crochet, un regalo de Valka, su rubia cabellera estaba suelta y esparcida por toda la almohada, mientras roncaba ligeramente.

Hipo despertó de repente, un sonido de explosión, algo había explotado, el rey, se levantó rapidamente y se puso su armadura, despertando a Astrid de su placentero sueño.

-¿Que sucede?- preguntó alarmada, mientras se levantaba.

-Una explosion, quedate aqui!-

-No Hipo!- gritó mientras lo tomaba del brazo.

-¿Por que no?-

-Yo tambien soy parte de esta familia asi que no puedo quedarme dormida-

Hipo suspiró, sin duda esa muchacha era mas terca que una mula.

-Esta bien, toma tu acha-

El rey salió corriendo a ver que sucedía, vió una casa quemandose, y a toda la tribu corriendo por agua.

Patan salió de la cabaña casi ahogandose.

-¿Que sucede?.- le preguntó mientras dejaba que su primo se recargara en su brazo.

-Un dragón, quemó la casa de la anciana...- no terminó la frase y corrió mareado por agua, el castaño entró, a pesar de que varios lo detuvieron, el siguió corriendo hasta llegar a la casa, vió a la anciana que lo proclamó rey, acostada en el piso, el corrió hacia ella, y  la levantó, al hacer eso, corrió a traves del fuego, salió de la casa,aunque ya estaban practicamente en llamas ambos,  Astrid, corrió hacia la anciana y checó su pulso.

-Lo siento, ya no esta viva...- soltó de sopetón, pero alguien mas ya no lo estaba, Hipo, con manchas de carbon en las mejillas, estaba acostado sobre las rocas, con los ojos cerrados.

Una risa malvada sonó por todo Berk.

The Big Five: La ultima esperanza**Donde viven las historias. Descúbrelo ahora