⩩💨໑₊ꗃ ── Diaspora | "Es la gente
que amas la que está destinada a
ser temporal en tu vida."
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Cuando Eywa entrelaza los caminos de dos almas en apuros, es porque estas dos tienen un propósito más grande que ellas m...
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Saber lo que sucedía dentro de las mentes de cada uno era un deseo que ninguno podía siquiera conseguir, a pesar de rezar por ello una y otra vez. No tenían control ni respuesta a sus dudas, pero tenían un presentimiento colectivo, cómo un secreto a voces que iba de uno en uno.
Los tres pensaron por un instante que habían despertado, pues habían oído las voces de sus amigos luego de desconectarse del Vitrayä Ramunong.
Pero Eywa obraba de maneras misteriosas.
Ahora se encontraban en un lugar en el que no había ninguna pizca de luz del sol, solo oscuridad pura. Habían pasado varios minutos de silencio total, como si los tres se hubieran coordinado para contener sus respiraciones al mismo tiempo. Cómo si estuvieran en un mismo cuerpo, uno con el latido fuerte, de corazón fuerte.
La joven Sully no sabía cómo, ni por qué les sucedía aquello, pero si de algo estaba segura era que estaban junto a Eywa, de una forma u otra. La podía sentir, cómo si estuviera justo a un lado de ella pero no hallaba la manera de saber quién era o, siquiera, de poder verla. Podía escuchar sus respiraciones, profundas y rápidas. Y luego estaba aquella peliblanca, que se había convertido en tan poco tiempo en su mejor amiga, que respiraba de la misma forma; pero no estaba asustada, lo pudo notar gracias a su mirada con denuedo. Ni siquiera el otro artikuyen que las acompañaba en aquel desolado y obscuro lugar parecía estarlo.
Ella sí que estaba asustada, ansiosa por despertar y poder reunirse con su familia, saber que ellos estaban bien. Saber que Kitay se encontraba a salvo, incluso, era todo lo que quería.
─¿Qué es este lugar? ─la pregunta salió de sus labios sin siquiera pensarlo.
Se cruzó de brazos, frotando su mano sobre su codo; el ambiente estaba frío.
Marek fue quien la miró, con sus grandes y profundos ojos celestes, acercándose a ella para colocar su mano en su hombro; el tacto la hizo sentir mejor.
─El lugar de Eywa, supongo ─le respondió, cómo quien no quiere la cosa mientras volteaba a ver a su alrededor.
Luna'pey fue la última en unirse a ambos, recordando que no estaba sola en aquel lugar extraño y vacío. Rodó los ojos ante la respuesta de su amigo.
