⩩💨໑₊ꗃ ── Diaspora | "Es la gente
que amas la que está destinada a
ser temporal en tu vida."
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Cuando Eywa entrelaza los caminos de dos almas en apuros, es porque estas dos tienen un propósito más grande que ellas m...
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Su hermano le pasó un recipiente con agua en el interior, ella lo tomó. Bajo la mirada de todos a su alrededor se sentía demasiado vulnerable, así que prefería, ni por un segundo, devolverles la mirada. Se sentía que en cualquier momento no aguantaría y se echaría a llorar como una pequeña cría.
Sentía mucho y nada a la vez. Mayormente nostálgica con tinte asustado. Aquel sueño del cual había despertado ─si es que eso había sido─ la había dejado exhausta. El haber visto de nuevo a sus padres luego de mucho tiempo y recordar lo que había olvidado acerca de ellos, le estaba pasando factura. Pero una cosa era verlos otra vez al igual que su pasado y su hogar como si nada hubiese pasado, y otra muy distinta era notar por fin cómo todo estaba interconectado. La vida de sus amigos, de todos, en realidad, era impresionante.
Eywa no pasaba por alto ningún detalle, a diferencia de ella, que pasaba por alto muchas cosas de vez en cuando. Y, he ahí la ironía, porque se supone que la entidad y ella eran "la misma".
Luna'pey comenzaba a entender poco a poco el por qué de tantas cosas. Pero no ese. Tal vez sí guardaba conexión con Gran Madre, eso era evidente. Pero su corazón y su mente no podían evitar rechazar la idea: ambas eran muy distintas y ella no se consideraba una divinidad a la cual hacer ofrendas y decir plegarias.
Eso era lo que todos en su clan tenían en mente. Confirmar de una vez por todas que ella era la reencarnación misma de Eywa para rendirle tributo. Una de las razones del por qué ella seguía diciendo que no era nadie.
En ese momento, lo único que deseaba era salir de su choza familiar, de aquel campamento artikuyen, e ir a ver cómo estaba su amiga Sully. Le era importante, pues, luego de observar a Marek y notar que él le devolvía la mirada con un pequeño brillo, el mismo que siempre tenía en sus orbes azules, sabía que él estaba mejor.
Luna'pey quería contarle todo a Tul'yvie, pero la criatura se había tenido que ir en un viaje espiritual obligatorio con la manada Leekran apenas supo que ella había despertado y estaba bien. Lu pensó en él negándose para hacerle compañía, claro, pero el compromiso era algo de lo que ningún Leekran era capaz de escapar. Ella lo entendía, solo estaba un poco triste por estar alejada de él. No estaría alrededor por al menos dos días, antes de que la primera na'vi del grupo se ocupe por tres días como Lidereza de prueba.
Al girar su rostro, notó que su amigo, Marek, estaba en la misma condición, aunque menos vulnerable; al menos, él no tenía las ojeras que ella casi podía sentir debajo de sus ojos. Deprimido por la lejanía de su hermano espiritual.
Su mente estaba abrumada, con miles de pensamientos a la vez, pero su boca casi pensó por sí sola evitando soltar la pregunta:
─¿Ha venido alguien mientras estábamos dormidos?
Esperaba que Kitay a su lado, o Tanhì y Tirey le respondieran la pregunta, pero su abuelo Keni se adelantó a cualquiera.
─Su amigo se fue hace unas horas ─con aquel tono de voz que usó supo que el aludido no estaba en su lista de favoritos, por alguna razón que desconocía─. El primogénito de Toruk Makto y Neytiri te Tskaha. Vino dos veces mientras estaban inconscientes.
